Me llama la atención la manera en la que de una u otra forma Phil Jackson se mantiene vigente en el universo enebeístico aún dos temporadas después de su salida de la NBA.Cuando Jackson, un laureado dirigente en la liga estadounidense, decidió dejar a los Lakers de Los Ángeles tras la temporada de 2010-11 pensé que tomaría su moto Harley Davidson rumbo a su rancho en Montana, lejos del bullicio de la NBA. No ha sido así. Jackson, al parecer, tomó una decisión errada al dejar a destiempo al equipo con el que ganó cinco anillos. No estaba preparado para salir, lo ha demostrado con cada unas de sus opiniones a lo largo de esta temporada.
No me refiero a su libro. Es que tiene el sagrado derecho de escribir cuando le parezca, de lo que le parezca. Hablo de su marcada intención de regresar a la NBA, algo que supe desde el mismo momento en el que decidió entrevistarse con los Lakers tras el despido del coach Mike Brown.
Esa vez hasta lo dejaron esperando, pues los Lakers optaron por Mike D’Antoni. Su agente dijo que Jackson reaccionó molesto.
Desde entonces Jackson se ha visto seriamente interesado en volver y hasta ha puesto sus condiciones para ello. Ahora dice que no desea dirigir, pues aspira a un puesto en cualquiera de los 30 equipos.
No sé hasta qué punto sea bien visto que un dirigente de su estirpe esté ahora dando bandazos, especialmente después de haber llegado a lo más alto que alguien pueda llegar en su campo.
