Persiste el problema de los materiales de construcción en aceras y calzadas.
Cemento, arena, grava, bloques, obstaculizan el paso de los peatones en las aceras; además, trastornan el tránsito vehicular y causan embotellamientos.
El trastorno no concluye con la construcción, los restos de concreto se convierten en permanentes en muchas partes.
Hay vías de la capital muy afectadas por montañitas artificiales, al punto que los vehículos se resienten y hay que hacer malabares para evitar accidentes.
Los controles del Ayuntamiento son insuficientes, se habla de soluciones pero no se aplican con rigurosidad. Continúa el irrespeto y el desorden que hace de las calles pasivos receptáculos de materiales de construcción, sin que nadie se conduela.
