En el Santiago de los últimos cincuenta años (1961-2011), la Asociación para el Desarrollo, incorporada (APEDI) ha jugado un papel importante.  Aparece como un símbolo de aquellos que emprendieron, con mente y corazón generoso, serias obras para el bien  de Santiago y, desde Santiago, para el País. Antes de llegar como Arzobispo, ya conocía a APEDI por su fama y a muchos de sus hombres fundadores signos, como Don  Víctor Espaillat Mera, los conocía por referencias. A otros los pude tratar más  de cerca, como a Don Alejandro Grullón, Poppy Bermúdez, Jimmy Pastoriza, Arturo Grullón, Luis Krauss.   Era un grupo de amigos, que se reunía con gusto en nombre de la amistad y que, además, hacían fecunda su relación interpersonal con obras más allá de ellos y de sus encuentros.

Este símbolo-modelo, que es APEDI, está presente en la mentalidad de los santiagueros y en sus sueños, de alguna manera.

Yo creo que se puede usar el término “Apediano”, un neologismo que tal vez algunos discutan, pero que considero válido para identificar el espíritu del hombre de APEDI, precisando, eso sí, sus características principales.

1. Pefil de un Apediano

El perfil del Apediano, a mi modo de ver, reúne, al menos, estas diez características:

1. Es un empresario, o quizás es mejor decir  que es un emprendedor, que produce dinero y no deja acabar su capital, pero que su meta no es acumular riquezas ni ser el más rico de Santiago.

2. Es un hombre que “habita su tierra”, es santiaguero de corazón. Piensa en los suyos, pero a Santiago también como algo suyo.

3. Es un líder cívico, que “aglutina”, “porque practica la lealtad”: se confía en él, su método no es “ser el primero”, serruchándole el palo al otro.  Su negocio no es competir con otro.  Adquiere así un “poder social”.

4. Tiene buenas relaciones con el poder político, pero no lleva las aguas de ese poder a su molino.  Le favorece a él, pero su meta es que sirva a todos.  Es voz de los santiagueros ante el Gobierno y vence la tentación de hacerse “un político” o de ser utilizado.  Tiene poder político, pero lo sabe combinar con su liderazgo o poder social.

5. Busca la bendición de Dios  para sus tareas humanas. Tiene buenas relaciones con los líderes de la Iglesia, pero no es un líder religioso. Sabe unir valores humanos y cristianos, económicos y sociales.  A mi mente viene Mons. Polanco, que los acompañó, los orientó, apoyó, pero no suplantó el liderazgo de Don Víctor Espaillat Mera, por ejemplo.  Mons. Polanco tuvo también otras tareas.  Él se fue de Santiago, pero el espíritu “apediano” siguió vivo y sigue vivo.

6. El Apediano tiene espíritu de entrega, sacrificio y generosidad.  Alguien podrá tener la visión de trabajar por Santiago, pero las pruebas, en un momento dado, lo tientan a dejar el camino emprendido.  Para él vale la expresión:  “Miren que los envío como ovejas entre lobos; por eso sean sagaces como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 16).  El Apediano sabe unir los valores de la oveja, la serpiente y la paloma.  Pero pasará por la tentación de ser “lobo”, ser destructor de su gente, en vez de oveja y paloma; o utilizará la sagacidad de la serpiente, utilizando su astucia,  inteligencia y su puesto en la sociedad sólo para sus propios intereses, dejando de lado el bien común.

7. El Apediano recibe la mejor herencia de aquel Procurador de Santiago de hace 500 años, cuyo papel era defender los intereses de los santiagueros ante el Rey.  Era una figura distinta del Alcalde.   Éste sirve a Santiago desde el liderazgo político.  Aquel, el Procurador de antaño, igual que el Apediano, sirve a Santiago desde el liderazgo cívico.

8. Es un hombre de amplias miras; va más allá de su empresa e incluso de Santiago. Piensa desde Santiago en toda la nación.  Ejemplos del pasado:  APEDI apoyó al Instituto Superior de Agricultura, a la Banca privada nacional y local y a la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, cuando ésta lo necesitó.

9. “Su herencia durará siempre”, como dice el Salmo 36.  Esta enseñanza de la Biblia y de la Historia viene a mi mente, cuando paso por aquel grupo de industrias, que tiene en su entrada este nombre “Zona Franca Víctor Espaillat Mera”, en memoria de aquel que la propició.  Don Víctor ya no está físicamente, pero su espíritu está aún vivo en Santiago y se mueve entre los santiagueros.  “Siempre tendrá una casa”,  que ya no es sólo la de su familia, sino  que toda  la ciudad es su casa y guarda su recuerdo.

10. El Apediano, en el fondo, es “un Padre de la ciudad”, un auténtico ciudadano de su pueblo.  A él se puede aplicar aquella sentencia del Presidente Jhon F. Kennedy:  “Piensa no en lo que Patria puede hacer por ti, sino más bien lo que tú puedes hacer por tu Patria.

2. Una definición de santiaguero y de apediano
Considero que el Presidente Juan Bosch, en su discurso en el  acto que dejaron iniciados los trabajos de construcción de la infraestructura del Instituto Superior de Agricultura, el 15 de Agosto de 1963, dio una definición certera del “Apediano” colocándolo en las raíces mismas de Santiago y como continuación de la historia y tradición de Santiago. Para el Prof. Bosch, en todo santiaguero,  en el fondo, hay un apediano latente. Cito los párrafos de su discurso que,  a mi modo de ver recogen la definición a la que me refiero.  De ellos los invito a detenerse en estas tres afirmaciones: “Santiago no espera dádivas”; en sus obras los santiagueros “no comenzaron pidiendo ayuda al  Gobierno; comenzaron edificando la obra”; “en Santiago, jóvenes o viejos están
pensando en hacer, no en pedir”.

He aquí, pues, la cita textual a la que me refiero:

“¿Por qué ha ocurrido que haya sido Santiago precisamente donde se haya producido esta tan importante manifestación de espíritu progresista de gente que no espera dádivas del gobierno, ni de ningún gobierno, para empezar a trabajar?  Se ha dado por tradición, en primer lugar.

Santiago se mantuvo durante siglos, solo, aislado; durante siglos tuvo que hacerle frente a su destino con sus propias fuerzas.  No había caminos para comunicar a la ciudad con los puertos de mar, no había telégrafo.  La población de Santiago fue creciendo con la sensación de que tenía que valerse ella misma por sus propias manos,  lo mismo frente a los ataques de los piratas, que frente a las invasiones haitianas hace 150 años;  que frente a la ocupación española, hace ahora 100 años.

Santiago no esperó nunca ayuda.  Cuando le llegó la hora de responder “presente” al desafío del destino, Santiago estuvo presente para combatir hasta destruirse a sí mismo o para construir en beneficio de la República.  Esa circunstancia histórica hizo de los santiagueros un pueblo hecho a luchar.  La Asociación para el Desarrollo, creada aquí en Santiago, no es sino el fruto de ese árbol, del árbol de la conciencia santiaguera.

Santiago tuvo también una gran conciencia, o tal vez sea más apropiado decir un gran instinto democrático.  Aquí no se le cerraba el camino a los “hijos de Machepa”, si tenían condiciones llegaban a donde tenían que llegar.  Cuando Luperón se hizo presente en el sitio de Santiago, hace ahora 100 años era soldado.  Cuando el sitio terminó, pocos días después era General.  Los santiagueros le reconocieron la categoría de héroe que trajo al mundo y le mantuvieron esa categoría siempre.

Santiago no espera dádivas.  No las espera a la hora del peligro armado, ni las espera a la hora de crear obras como éstas, no las espera a la hora de educar.
Otro ejemplo, ya en este terreno de la educación, es el de la creación de una Universidad Católica.  Yo soy Presidente de la República y la Universidad Católica de Santiago no le ha pedido ayuda al gobierno.  Al decir que soy Presidente de la República, indico que nadie mejor que yo sabe esto.  Está trabajando y sabe que tendrá la ayuda del Gobierno, porque la obra de la ciudadanía,  la obra sería, la obra responsable, tiene que ser respaldada por el Gobierno.  Pero ellos no comenzaron pidiendo ayuda al Gobierno; comenzaron edificando la obra.  Al frente de ella está Monseñor Polanco Brito, aquí presente, cuya mentalidad nueva en ese sentido corresponde a la mentalidad moderna de los León Asencio y de los Pastoriza, creadores de la Asociación para el Desarrollo, y de los que en Santiago, jóvenes o viejos están pensando en hacer, no en pedir” (Listín Diario, 16 de agosto de 1963).

CONCLUSIÓN:

CERTIFICO que cuanto he dicho sobre el APEDIANO lo pronuncié en mi Homilía de la Misa,  con motivo de la celebración de los 50 años de la Fundación de APEDI.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los 20 días del mes de junio del año del Señor 2012.

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