La apertura del Festival de Cine Global, con desaciertos

Comencemos por el principio, dándoles una vista completa del escenario, como si ustedes lo estuvieran viviendo. Porque lo mejorcito, o más…

Comencemos por el principio, dándoles una vista completa del escenario, como si ustedes lo estuvieran viviendo. Porque lo mejorcito, o más bien lo único, que tuvo la apertura de ayer fue el giro que José María le da a las comedias televisivas presentadas en pantalla gigante, que muchos insisten en llamar “cine”.

Lo primero es que la logística del evento no se corresponde con la magnitud que quieren darle, ya que en los detalles importantes realmente “se les fue la guagua”. Está bien, aceptemos que quieren una alfombra azul donde las estrellas desfilen y algunas invitadas puedan lucir los esplendorosos atuendos en los que invirtieron, pero no está para nada bien que figuras como Danny Glover o Fernando Carrillo entraran por el mismo lugar donde muchos estábamos postrados mientras el Mandatario hacía su triunfal entrada.

Ese es un asunto que habría sido fácil de resolver y habría quedado de lo más decente, ¿por qué una sola entrada donde TODOS estarían obligados a pasar por la bendita alfombra? Porque si no lo sabían, no todos deliramos con minutos de fama. La alfombra debió ser en verdad para las grandes figuras e invitados especiales, nadie se iba a ofender.

Bien, por fin entramos, después de 40 minutos esperando que sentaran a la pareja presidencial, allá dentro se hizo realidad el sueño de Mandela, “todos fuimos iguales, blancos y negros, ricos y pobres, invitados internacionales y pegados”. ¿A qué me refiero? A que increíblemente personalidades como el mismo Danny Glover no tenían un asiento, mientras grandes señoras ocupaban los puestos delanteros de la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito. Suerte que el hombre es quién es y humildemente dijo que no se preocuparan que él se sentaba en cualquier lugar. Eso sin contar que el propio director general de Cine, Ellis Pérez, en lugar de estar delante, tomando en cuenta  que subiría al escenario a desglosar todos los viajes que había realizado desde que asumió la posición, estaba distante, tanto que tuvo que vocear «voy bajando» cuando se le llamó.

Ya sentados, pensamos que por fin podríamos disfrutar de la película de José María, pero el viacrucis apenas iba por el segundo misterio. Luego comenzó un largo desfile de personas que subieron a cumplir el reglamentario “tumba polvismo dominicano”. El que se la botó de verdad fue Omar de la Cruz, a quien le faltó agradecer a Cervecería y Acroarte, eso sin que estuviera recibiendo ningún premio. Encima de todo, también tuvimos que chuparnos un baile en un festival de cine ¿cuál era la necesidad? si quedaba bien con el vídeo sobre la división de la isla y el de María Montez.  A las 9:30, dos horas después, comenzó la película.

Sobre «Jaque Mate»

Todos lo sabemos, José María realmente se las trae con esto de sacar al cine dominicano del encasillamiento de la chercha y falta de argumento. Con «Jaque Mate» nos ofrece una cinta con argumento, donde se puede ver la realidad de la televisión, cómo la gente la percibe y lo que verdaderamente hay tras de ella.

Tanto el trabajo de edición como fotografía sobresalen, por fin la imagen no parece un programa cualquiera de televisión. Lo mejor de lo mejor es Frank Perozo, le da a su personaje el peso que merece y es lo que te mantiene más pegado a la historia.

Sin embargo, con lo bueno también vienen los detalles que siguen faltando, fuera de Frank, solo Sharlene Taulé se queda del lado de lo destacable, donde no entra la familia completa que es víctima del secuestro. El papel que juega la policía se queda solo en bulto, puesto que no hacen nada para solucionar la situación, eso sin contar que todo el rol de Evelina Rodríguez es irrelevante, tanto en personaje como en actuación.

Algunos baches en cuanto a desenredar la historia al final, pequeños detalles que no quedan del todo claro, aunque uno algo supone. Tal vez la historia pudo ser más corta, ya que por momentos se torna extensa y cuesta mantener la atención. Una buena musicalización habría ayudado mucho en la cinta. Eso sí, José María se saca un 100 en la forma como cuidó la publicidad, está bien el patrocinio, siempre y cuando se respete el trabajo y él supo bien cómo hacerlo sin exagerar ni asediar.  En definitiva, vamos por buen camino y fue una buena elección para abrir el festival. 

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