Albert Pujols llegó a temprano, más de lo que cualquiera pensaba, al entrenamiento de los Angelinos. Por supuesto, con un contrato de 250 millones de dólares por 10 temporadas lo que usted espera es que el beneficiario haga eso y más.
Precisamente a eso se ha dedicado el primera base de Anaheim.
Se adapta paulatinamente a su rol de figura del conjunto sin pasar por alto que su estilo es de no imponerse.
“Hay muchos jugadores que quiero conocer, otros a los que puedo ayudar y así me voy comportando como uno más en el equipo. Al final del día, todos somos parte del equipo y es la contribución de cada uno lo que importa”, dice.
Sus palabras son prueba inequívoca de un veterano que se dirige a su temporada número 12 en la liga, que lleva dos coronas y, por vía de consecuencia, sabe lo que se necesita para instaurar química ganadora.
Alfredo Griffin, coach de primera de los Angelinos, ha visto cada paso de Pujols y los considera apropiados.
“Desde que estaba en el Clásico Mundial (2006) con él, me di cuenta que era un pelotero de equipo.
A pesar de todo lo que ha logrado, sus méritos, se comporta aquí de una manera tal que entusiasma porque está decidido a conocer su equipo y la liga. Esa es la actitud correcta”, comenta Griffin.
Se espera que Alberto viaje con su equipo al menos una vez a cada parque en la ruta en los juegos de exhibición.
Cuando no tiene juego, su rutina incluye una hora de entrenamiento en el gimnasio, no sin antes señalar que se pasó la mañana completa en la rutina normal del equipo.
“Aquí es que uno se pone en forma y no hay otra manera que no sea fajado”, dice el tres veces Más Valioso de la Liga Nacional.
“Pujols sabe lo que debe hacer y con él es un asunto de mantenimiento. Llega temprano, trabaja fuerte y ayuda a los demás. Esa es la clase de jugador que es”, opina el dirigente Mike Scioscia.
Son aportes antes de que comience la vuelta regular.
