Aproches

El huracán Sandy ha resultado desastroso para nuestro país. Los daños son inmensos, en esta nación en la que el Gobierno…

El huracán Sandy ha resultado desastroso para nuestro país. Los daños son inmensos, en esta nación en la que el Gobierno central  trata de aprobar una reforma fiscal, que el mismo presidente Danilo Medina ha calificado como un trago amargo. En nuestro territorio, situado en la ruta de los huracanes, estamos acostumbrados a ser atacados por estos fenómenos que causan estragos en los sectores más vulnerables donde, naturalmente, viven las personas más pobres. Los daños parecen ser inevitables, pero no debería ser así. En el caso de los aproches en puentes claves del territorio nacional no se entiende que se repita la historia del tráfico interrumpido en los mismos puntos, por la destrucción de los mismos aproches, con la consiguiente rotura de la cabecera de los puentes. Es el caso del “Puente de Los Pilones”, ubicado al borde de la comunidad de Boquerón, justo después del Cruce de Ocoa en la carretera Sánchez, en la ruta hacia el sur del país. Lo mismo que hizo Sandy, lo hizo hace apenas dos meses la tormenta tropical Isaac, que jugó como quiso con esa estructura, suspendiendo el tránsito hacia todo el sur profundo. Para esa ocasión, el presidente Medina observó su reparación y dio declaraciones a los medios de prensa sobre el interés del Gobierno de resolver este tipo de cosas. Sin embargo, el parche que puso el ministro de Obras Públicas fue de tan mala calidad que ya se repitió la historia. No creo que el presidente Medina vuelva a ese punto a observar la labor de su eficiente funcionario. Es evidente que ahí debe hacerse un trabajo especial. Si bien hay que resolver de emergencia la crisis para que el tránsito sea habilitado, debe continuarse con los trabajos de modo que la próxima tormenta no se burle de la ineficiencia hasta ahora demostrada. Situaciones similares han ocurrido con el dique de Mena en el municipio de Tamayo, donde se han invertido en varias ocasiones millones de pesos, en una obra que pareciera de tierra y arena, resultando ser un juguete para las crecidas del río Yaque del Sur. Por cierto, las aguas de la tormenta Sandy también se llevaron este dique impidiendo el tránsito entre Barahona y  el municipio de Neiba. Está claro que los daños causados por este tipo de fenómenos pueden ser impredecibles y que la fuerza de las aguas, en ocasiones como estas, pueden ser incontrolables. Pero caramba, no permitamos que estos hechos se repitan cuando sabemos cuáles pueden ser las soluciones.

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