“Al necio no le complace el discernimiento; tan sólo hace alarde de su propia opinión”, dice el Proverbios 18:2 y lo mismo se aplica para la arrogancia y el orgullo que es uno de los factores que más contribuyen a los desórdenes mentales y emocionales. El orgullo atormenta y destroza al hombre, consume y vacía su alma y cuerpo de toda energía. El orgulloso está distorsionado mental y emocionalmente.
El orgullo se resiente ante la corrección o la sugerencia con la actitud de: Yo sé lo que estoy haciendo, nadie me tiene que decir lo que debo hacer, dése cuenta con quién está hablando. Pero Proverbios 1:5 dice: “El entendido adquiría consejo”.
La soberbia consiste en concederse más méritos de los que uno tiene. Es la trampa del amor propio: estimarse muy por encima de lo que uno vale. Es falta de humildad y por tanto, de lucidez.
Luego de las elecciones del 15 de mayo, donde el país dio un ejemplo ante el mundo de civilidad acudiendo masivamente a las urnas, la sociedad no sale del asombro ante la férrea competencia que se ha desatado. La denominada guerrita de portada entre la oposición que no acepta ni asimila su derrota y quienes intentan menospreciar el triunfo contundente e histórico de Danilo Medina, haciendo uso de artilugios y recuentos históricos que no son más que acciones cobardes para ocultar su indignación por la decisión del pueblo dominicano de reelegir el gobierno más cercano e incluyente que ha tenido. Tal como expresó Rodríguez Marchena, un cientista no puede partir de sueños para interpretar la realidad, el triunfo de Danilo fue un referendo a sus políticas sociales.
Decir que el triunfo de Danilo está cimentado en pies de barro no es más que revelar el aire de superioridad de quien lo suscribe y que pone de manifiesto su profunda desconexión social con la realidad que vive el país.
Sería más valiente y estratégico si se desplazara por todo el país a criticar directamente al 62% del pueblo que votó por Danilo Medina, que con cobardía y bajo la sombra intentar criticar al favorecido con la voluntad popular.
Esos comentarios revelan también que su autor no logra asimilar que es la primera vez que el PLD gana unas elecciones en las que el partido solo alcanza más del 50% para ganar en la primera vuelta con sus propias fuerzas.
Danilo Medina ganó en todos los rincones del país con una amplia ventaja, ya que era no solo el candidato del PLD y las fuerzas aliadas, sino que era el candidato del pueblo, de ese pueblo que le ha cambiado el nombre de logros del gobierno por conquistas sociales.
Bien lo dijo el presidente, en la celebración en el comando de campaña electoral, los funcionarios del gobierno y compañeros del partido deben trabajar con humildad, trabajando codo a codo con la gente simple del pueblo dominicano.
La gente votó por un presidente que le duela su dolor.
“Y eso tenemos que asumirlo en el gobierno y en el partido si queremos seguir gobernando”.
Los dominicanos tienen más conocimiento y más convicción de lo que quieren que nosotros. “Ya no hay posibilidad de engañar a nadie con palabras, la gente quiere más que palabras, quiere hechos, decía Danilo Medina ante miles de ciudadanos en el comando de campaña.
