Santiago. Un experto en presas atribuyó la crisis de agua potable a que en la captación actual para abastecer el acueducto Cibao Central se cometieron errores en el diseño de la obra.Ramón Isidro Rodríguez dijo que las autoridades de entonces no previeron situaciones como la que hoy se presentan. Aseguró que el problema no es por falta de agua, porque cualquiera de los ríos, Yaque o Bao, tiene caudal suficiente para abastecer la demanda del acueducto Cibao Central con una capacidad para 5.5 metros cúbicos por segundo, en las condiciones más críticas de dichos afluentes. “La situación actual que se le ha presentado al acueducto Cibao Central tiene motivo muy diferente a la explicación de que la presa de Tavera está seca”, apuntó.
Rodríguez advirtió que la esperanza de los usuarios, a corto plazo, es que la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago disponga de bombas con suficiente capacidad para llevar agua directamente desde el río Yaque del Norte y del contraembalse de López.
Razón de la crisis
Señaló que no es la primera vez que el embalse de Tavera baja a los niveles actuales, o sea, a la cota de 311.0 metros sobre el nivel del mar, y recordó que en el año 1979 cuando el ciclón David, había una situación muy parecida. El experto en presa consideró que la población debe ser informada del porqué de la situación para que no continúen con falsas noticias sobre el problema por fuentes que no conocen el tema. Refirió que la situación actual solamente pudo haberse evitado no permitiendo que el embalse bajara de la cota 319 metros para poder usar la compuerta que está a ese nivel en el embalse de Bao, aunque con esta decisión hubieran sacrificado demasiado el sector agrícola. Consideró que la cuenca de la presa se encuentra muy deforestada.
La crisis no se ha manejado correctamente
Rodríguez explicó que se ha difundido que la presa de Tavera está seca y no es lo correcto, ya que le quedan almacenados 62.50 millones de metros cúbicos que representa un 43% del embalse útil que es de 145 millones de metros cúbicos, sin contar 25 millones de metros correspondientes al embalse muerto, cuyo volumen debe estar muy reducido por el acarreo de sedimentos.
