Balaguer, legado demostrado e irrebatible

El lunes pasado, en la misa a la que asistimos convocados por doña Cándida Montilla de Medina, en una misa de Acción de Gracias por el decimosexto aniversario de la creación del Despacho de la Primera Dama, pensaba en la importancia que reviste…

El lunes pasado, en la misa a la que asistimos convocados por doña Cándida Montilla de Medina, en una misa de Acción de Gracias por el decimosexto aniversario de la creación del Despacho de la Primera Dama, pensaba en la importancia que reviste el concepto agradecimiento. Esto es, ser agradecidos de Dios, de quienes ofrecen su mano amiga en momentos de perturbación; de nuestras familias, amigos…de la vida.

Recientemente, recordamos la fecha de nacimiento del extinto fundador del PRSC, Joaquín Balaguer, consagrado como el “gran líder” de ese partido y uno de los más destacados en la historia política dominicana, aunque muchos prefieran no verlo así. Durante el tiempo en que tuve la suerte de estar al lado (aunque lo estuve siempre, desde que nací hasta su morada final) del presidente Balaguer, y ver su accionar incluso ante situaciones de Estado, pude aprender muchas cosas; experiencias valiosísimas que me marcaron y que son parte de mí como el mejor aprendizaje, porque siento que tuve en él al mejor maestro.

Muchas de las tantas enseñanzas que pude recibir de esa fuente inagotable de sapiencia, y que mantengo presentes en mi vida, no fueron, sin embargo, sólo relacionadas a la política, sino también a la ética y a la conducta apegada a los valores que nos enriquecen como seres humanos.

El presidente Balaguer siempre resaltaba la importancia del valor de las almas grandes y humildes. Sobre la gratitud primero con Dios y la vida, y con todas las personas y situaciones con las que nos toca cruzarnos en nuestra existencia. ¡Y cuánto necesitamos hoy de una dosis de gratitud en todos los sentidos de nuestras vidas!

Intento vincular el valor del agradecimiento a la memoria de Joaquín Balaguer, sólo para sustentar la crítica hacia quienes se niegan a reconocer el irrefutable legado de ese gran estadista. Y es que el agradecimiento es “la memoria del corazón”. Pero solemos dejarnos guiar por las emociones, y este sentimiento se queda atascado en un espacio de nuestro ser donde sólo habitan rencores y frustraciones. Balaguer fue modestia y sobriedad, particularidad de los grandes y un rasgo distintivo de su estilo de gobernar. Resultaría imposible citar todas sus obras, porque fue tan vasto y fecundo su paso por el Gobierno que serían necesarios varios artículos como este.

Balaguer gobernó con un sentido de nación que lo distinguió de otros gobernantes, enfocado siempre en el desarrollo humano. Y aquí quiero recordar su programa social de apoyo a la agropecuaria, iniciativa que le generó un gran respaldo en los sectores más humildes del campesinado. La historia le reserva un puesto de gran importancia, por su defensa de la soberanía nacional y su constante lucha por el progreso sostenido de la nación.

Balaguer fue un faro de luz para la democracia. ¿Dónde están sus discípulos? Gracias por tanto, presidente Balaguer. Será siempre recordado, eterno líder y maestro. República Dominicana estará siempre en deuda. Brille para usted siempre la luz eterna.

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