BANDEX: ¿de desarrollo o de exportaciones?

El debate sobre la creación de un banco de desarrollo de las exportaciones debe terminar aclarando el objetivo que se busca con éste e identificar una forma concreta de operación que sea consecuente con ese objetivo.

El debate sobre la creación de un banco de desarrollo de las exportaciones debe terminar aclarando el objetivo que se busca con éste e identificar una forma concreta de operación que sea consecuente con ese objetivo.Con respecto a lo primero, lo obvio es que al país le urge incrementar sus exportaciones de bienes y servicios, y mejorar la calidad y el contenido tecnológico de su oferta exportable, y que la falta de financiamiento es una de las barreras que impiden que tengamos un sector exportador suficientemente dinámico.

Muchas empresas encuentran difícil exportar por los altos costos financieros que implica esperar que el comprador en el exterior les pague. Frecuentemente tienen que esperar mucho tiempo, desde la salida del embarque hasta que llegue a su destino, que sea verificado que el contenido esté en conformidad con el pedido y que culmine el procedimiento administrativo del comprador para el pago. Otras empresas entienden que no tienen garantías de pago. El financiamiento no sólo contribuye a proveer liquidez sino a reducir riesgos. 

Ese tipo de financiamiento es de corto plazo porque lo que hace es financiar operaciones comerciales que facilitan el funcionamiento de la cadena de suministros. Eso generalmente requiere de cuerpos especializados en conocer los clientes y el funcionamiento de las operaciones de comercio exterior.

El financiamiento puede ser particularmente importante en este momento, porque las exportaciones del país se están reestructurando y están apareciendo nuevos productos y nuevas empresas exportadoras, todavía sin relaciones estables con compradores en el exterior, y sin reputación ni historial. Una institución nacional que financie operaciones comerciales con el exterior facilita el camino de éstas, reduce la incertidumbre al ofrecer garantía de pago a la empresa exportadora, y contribuye a crearle un historial en el mercado de destino, el cual eventualmente puede traducirse en pagos más expeditos por parte del comprador y en crédito de éste.

Esa es la importancia que, en principio, tiene un banco que financie operaciones de exportación. Permite desatar el potencial productivo y exportador de iniciativas que no prosperan por razones esencialmente financieras.

En general, esas operaciones tienen una vocación a la rentabilidad y el rol del sector público probablemente debería limitarse a darle un impulso inicial hasta asegurar que este tipo de operaciones crezcan y se consoliden, a asegurar que eventuales pretensiones de márgenes financieros extraordinarios no terminen por frustrar el rol de desarrollo que estos mecanismos están llamados a jugar, y a generar un adecuado ambiente para que se asuman algunos riesgos.

Una institución o mecanismo de este tipo también puede involucrarse en operaciones de crédito de mediano plazo. Por ejemplo, cuando el producto o servicio toma un largo tiempo en ser producido (p.e. la fabricación de maquinaria y equipo, o la provisión de servicios de ingeniería), o de largo plazo cuando se involucra en financiar inversiones.

Sin embargo, en este último caso, no sería una financiación del comercio sino de proyectos de inversión, lo cual es un “negocio” totalmente diferente y responder a una lógica distinta, más cercana a la de un banco de desarrollo en el que el rol estatal debería ser mucho mayor porque se trataría de arriesgar y hacer apuestas fuertes para encontrar “campeones” en el mercado internacional.

De allí que habría que precisar claramente el alcance del banco. Eso define mucho de lo que debería ser el nivel y tipo de involucramiento del Estado.
Ambas opciones deberían ser impulsadas por el Estado, pero mientras las operaciones comerciales parecen tener vocación privada (manejado o no por el Estado), las de desarrollo tienen vocación pública. También es posible pensar en un esquema de dos fases en la que se inicie con financiamiento de exportaciones y se creen bases institucionales para el financiamiento de proyectos de más largo plazo en el futuro.

En cualquier caso, un funcionamiento autónomo, una clara direccionalidad de política y robustos criterios técnicos para su operación son elementos imprescindibles para que una institución de ese tipo cumpla su rol de desarrollo.

Por último, el involucramiento público significa en parte usar fondos públicos, pero no del público, como el caso de los fondos de pensiones. Aprovechar esos fondos para objetivos de desarrollo es encomiable, pero debe ser sobre la base del consentimiento de los actores y del aseguramiento de la rentabilidad de los/as contribuyentes. Eso no parece ser lo que se está proponiendo.

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