El presidente Danilo Medina puso en apuros a su seguridad personal en su más reciente visita a La Barquita cuando al salir del salón en que tuvo lugar la reunión con representantes comunitarios y escuchar la ovación de la gente, se confundió con la multitud y repartió saludos a granel, recibiendo papelitos y peticiones.
Como parece que no estaba previsto que el mandatario fuera hacia la multitud que se aglomeró afuera, fue notorio que la gente de seguridad hizo esfuerzos por acordonar la figura de El Titán de Bronce que, sin embargo, parecía gozarse ese “grajeo” con los de abajo, dejando en el lugar los mejores comentarios, no sin la observación de que ya no es el candidato en campaña sino el jefe del Estado y los contactos face to face tienen que tener ciertos manejos de seguridad.
¡Hummm…!
De viva voz
Aunque no les guste a los “compañeritos” dirigentes del PLD en la zona oriental, el presidente Medina ha preferido tener a un sacerdote como interlocutor suyo con la gente de La Barquita y escuchar de viva voz de los afectados los detalles sobre los problemas que afectan el entorno.
Hay dirigentes y directivos que se sienten marginados porque –de acuerdo a comentarios soterrados- no habrá manejo partidario en las acciones que procuran la solución de los males del área, es decir, que si hay repartos y “gomas” será el padre Alegría quien coordinará esos asuntos “para evitar escapes”. Los “compañeritos” -me cuentan- están como el diablo…
Luis Abinader
En medio de la confrontación interna del PRD, se reconoce que Luis Abinader viene manejándose con mesura y aplicando visión de futuro a sus actuaciones y declaraciones públicas. El joven dirigente no se ha dejado arrastrar al dime y diretes entre las partes enfrentadas y ha ocupado un lugar desde el que se proyecta como un moderado, que aún con posición definida, no acude al canibalismo y la irracionalidad de otros. Y eso lo están viendo los perredeístas…
