La sociedad dominicana se ha convertido en basurero por obra de insensatos políticos que se apoyan en la prensa amarilla para dar palos sensacionalistas.
Así se leen linduras como las del articulista que narra su titánica y compleja tarea aritmética para calcular lo que Danilo le debe, absurdo concepto que deriva del financiamiento del presupuesto complementario aprobado por la legislatura actual, aunque para satisfacer su ilógica curiosidad, se requería de solo una operación aritmética: dividir el monto presupuestario de 76,700 millones de pesos entre la población aproximada de 10 millones de habitantes, cuyo cociente simplificado da 7,670 pesos por persona, no el reguero de millones que cree Danilo le debe. Todavía más, ¿por qué es Danilo deudor?
La campaña contra los ensambladores dominicanos de pollo parece un engendro absurdo, pues la República Dominicana importa todos los insumos utilizados en la producción de pollo, y porque la granja es la institución de menor margen bruto de ventas de la industria avícola. En enero del 2012, el pollo entero listo para cocer se cotizaba en el mercado de Georgia, puesto en muelle, a 90.35 centavos de dólar por libra, desde entonces mes tras mes en alza, se cotizaba el 02/08/2012 a 94.75 centavos de dólar por libra.
El boicot contra la carne de pollo pareció una competencia entre comediantes ignorantes apostando a quien emitiera las opiniones más disparatadas para sustituir al pollo como alimento principal, entre las cuales fueron recomendaciones de gran frecuencia los guisos de berenjenas, molondrones y tayotas, cuyos nutrientes en nada sustituyen al pollo.
El trato que ProConsumidor dio al asunto del salami, a pesar de las intenciones calificadas por todos como nobles, no parece conducta orientada a resolver problemas de falta de cumplimiento de normas o estándares de producción por parte de los fabricantes, sino más bien para aupar la imagen de una carrera política. No tiene sentido que se cuele a la prensa tal falta por parte de una de las industrias de mayor importancia para la alimentación nacional, sin que primero se procure resolver la violación, si en verdad la hubiere, de manera que se cumplan las normas y estándares. Personalmente, fui ejecutivo de tres de las empresas de esa industria: Induveca, Stefanutti-Hormel y Bernardo Abréu, C.por A. Las dos primeras con plantas que cumplen los estándares más estrictos de Europa y Norteamérica en la fabricación de cualquier embutido, sea cocido, ahumado o curado. Con la última no he mantenido relaciones desde hace más de 30 años.
Dudo que haya un embutidor legalmente establecido que no cumpla con las normas y estándares de fabricación.
