Buenos sueños

Dicen que soñar no cuesta nada. Y en realidad ningunos tienen precios por pagar. Pero hay sueños mejores que otros. Es más hay sueños que se disfrutan al máximo. Hay otros tan aterradores que terminan en pesadillas. Tuve un sueño interesante.…

Dicen que soñar no cuesta nada. Y en realidad ningunos tienen precios por pagar. Pero hay sueños mejores que otros. Es más hay sueños que se disfrutan al máximo. Hay otros tan aterradores que terminan en pesadillas. Tuve un sueño interesante. Viajaba hacia el Sur, como es costumbre, y vi cosas maravillosas. La primera sorpresa fue cuando a dos kilómetros de la ciudad de Baní, encontré una amplia autopista de seis carriles, dos más que la que le comunica con San Cristóbal que bordeaba esa ciudad hacia el norte. Era maravilloso no había tapones, ni motoconchos, ni semáforos, era una especie de elevado, que volvía a conectarse con la carretera Sánchez lejos del tumultuoso transito del centro de la ciudad. La misma carretera Sánchez había sido ampliada para darle continuidad a esta especie avenida de Circunvalación. En Boquerón o puentes de Los Pilones había una pasarela majestuosa levantada con una curvatura especial que jamás sería rozada por las aguas y que tenía a ambos lados aproches gigantes a prueba de riadas. Lo que ahora es el número, acostumbrado a derrumbes tras fuertes aguaceros ni siquiera me percaté cuando lo cruce, para disfrutar del panorama que daba bajar a Hatillo y ver la hermosa bahía de Azua, que para sorpresa mía también estaba bordeada por una autopista similar a la que unía a Baní con San Cristóbal. “Es increíble” me dije. Y de nuevo como para no romper el encanto la pista se extendía a seis carriles para unir a Azua con Barahona. Ahí tuve el primer inconveniente. A la altura de Las Minas o “Boca del Bao”, tuvimos un problema. Había un taponamiento de vehículos porque grandes maquinarias trabajaban cargando materiales para el muro de contención de la presa de Monte Grande que estaba en su fase final. Pero este tapón a nadie le incomodó. Esta presa era el mayor anhelo de los sureños y muchos decían no importa “el que quiere “peiná” bonita tiene que aguantar jalones”. Pero, como por arte de magia el tapón desapareció. En el Cruce de Vicente Noble tenía dudas si continuar hacia Barahona y ver los consorcios hoteleros en Canoa y Bahía de las Águilas o seguir hacia Neyba y subir por la carretera Batey Dos- San Juan y presenciar la autopista que unía a esa ciudad con la región Norte del País. Ahí desperté…fue un sueño, pero de los buenos. Y según me comentan desde el Gobierno puede ser realidad.
¡Qué así sea! l

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