La calidad de la educación

Ayer planteábamos que el ministro de Educación necesita un acompañamiento proactivo de los profesores, como aliados para producir cambios en el sistema educativo y ahora añadimos, sencillamente, para lograr mejores resultados con los estudiantes.

Ayer planteábamos que el ministro de Educación necesita un acompañamiento proactivo de los profesores, como aliados para producir cambios en el sistema educativo y ahora añadimos, sencillamente, para lograr mejores resultados con los estudiantes.

El temperamento del profesor de la escuela pública de esta generación, es la del trabajador frente a su patrón, ante el cual mantiene una actitud de “lucha” o reclamo de mejores condiciones salariales y de vida.

Esa actitud de militancia, incluso, de alianza con los trabajadores en general, fue importante, porque permitió que los educadores fuesen conscientes de sus derechos. Durante algunas décadas del siglo pasado muchas energías magisteriales fueron concentradas enel empeño por establecer sus derechos a organizarse frente a un régimen de intolerancia que no los reconocía.

Esos afanes condujeron a descuidos. Varias generaciones de educadores concentraron su atención en esa determinación incesante por alcanzar derechos, sindicales, civiles y políticos y la formación académica fue descuidada.

Ya a finales de la década del 90 comenzó a percibirse que esos rezagos en la formación generaron debilidades que igual son proyectadas en las nuevas generaciones de profesionales. Las mismas debilidades que acusan los estudiantes de nuevo ingreso en las universidades cuando se someten a las pruebas del Ministerio de Educación Superior.

Las pruebas nacionales, que pretenden erigirse como medio de evaluación del aprendizaje, resultan tardías cuando la escuela tiene un problema de base, de fondo, en el proceso de transmisión de conocimiento.

Los educadores y el Ministerio de Educación harían bien en sentarse a dialogar sobre la necesidad de evaluar la calidad de la enseñanza de estos tiempos. Entender que quizás debe mirarse hacia atrás. Hacia el sistema educativo de los últimos 30 años, a partir de una materia básica que se llama maestro. Si eso no se encara críticamente, continuaremos repitiendo resultados con unos niveles de formación que no son los deseados.

Para eso se requiere una alianza creativa entre maestros y su Ministerio. También es necesaria una nueva alianza con la sociedad. Los protagonistas del 4% deben reinventarse y contribuir a elevar la calidad de la educación. La calidad de la educación puede ser la nueva consigna.

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