Callejón sin salida

Resulta preocupante el matiz que se le está dando en nuestro país a la discusión del tema migratorio, focalizado cada vez más en la inmigración haitiana.

Resulta preocupante el matiz que se le está dando en nuestro país a la discusión del tema migratorio, focalizado cada vez más en la inmigración haitiana.Es natural que existan diferencias, rivalidades y hasta resentimientos entre naciones fronterizas, derivadas de guerras y ocupaciones pasadas, de agresiones, matanzas e invasiones territoriales. Lo que no debe ocurrir es que las autoridades aticen esos sentimientos en vez de promover acercamientos.

Luego de años de irresponsabilidad, complicidad y corrupción por parte de nuestras autoridades en relación con la inmigración haitiana, así como de un indiferente y pobre manejo del caso en el plano internacional, fuimos etiquetados como victimarios, percepción que aumentaba en la misma proporción que la penosa situación de Haití se agravaba.

No solo hemos errado en pretender solucionar retroactivamente un problema de años con la cuestionable sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, sino en generar una peligrosa y falsa división entre los supuestos defensores de la patria y los que por defender derechos y principios fundamentales son sindicados como traidores.

Esto ha llegado tan lejos, que se ha perdido toda objetividad en el análisis de los hechos entendiéndose que la sola proclamación de la soberanía es suficiente para rebelarse ante ordenamientos internacionales válidamente aceptados.

Si además de pretender invalidar el fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos mediante la declaratoria de inconstitucionalidad de su instrumento de ratificación llegamos al extremo de querer denunciar el Tratado, solo agravaremos la situación de nuestro país en el orden internacional en que convivimos y por demás provocaremos consecuencias muy negativas en todos los órdenes, no solo político, sino económico y social.

Mientras algunos alientan en nuestro país un sentimiento adverso frente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, países como México ante el desmoronamiento de la autoridad por las complicidades entre las mismas y el narcotráfico, valoran el poder recurrir a ella en momentos de crisis como el producido por el abominable caso de los 43 estudiantes desaparecidos.

El gobierno está cayendo en la peligrosa trampa de hacerle el juego a aquellos que so pretexto de defender la soberanía intentan conquistar simpatizantes a sus atrasados discursos, sin darse cuenta que su rol debe ser siempre el del buen líder que promueve las acciones sensatas y que colocarse del lado opuesto de los que se creen poseedores de la verdad absoluta es la única salida a la delicada encrucijada en que intentan acorralarlo.

Estamos perdiendo de vista que fomentando odios y divisiones, lejos de resolver el problema migratorio solo lo complicaremos, pues el objetivo en cualquier política migratoria debe ser aplicar justamente la ley, a la vez que se promueva la inclusión y el sentimiento de pertenencia, pues de lo contrario en vez de tener residentes o ciudadanos comprometidos crearíamos enemigos dentro de nuestro propio vientre, y eso es precisamente lo que estamos haciendo.

Nuestro Presidente debe tener presente que sembrando vientos solo cosecharemos tempestades y que su rol debe estar por encima de la pasión que nubla la razón para tomar las decisiones que manden un mensaje claro de que no nos desvincularemos del orden internacional, en vez de quedarse encerrado en el callejón sin salida en el que ciertos grupos nos quieren colocar.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas