En calles de Santiago es común ver mendigos y enfermos mentales

Santiago. Se alimentan de los desperdicios dejados en los zafacones o en vertederos improvisados de basura. Duermen en las aceras, a la intemperie, sin importar si llueve o hace calor.

Santiago. Se alimentan de los desperdicios dejados en los zafacones o en vertederos improvisados de basura. Duermen en las aceras, a la intemperie, sin importar si llueve o hace calor.En esa situación de desamparo, mal- viven decena de enfermos mentales y mendigos que pululan por las calles y avenidas de ciudades como Santiago, Moca y La Vega, ante la falta de espacios para alojarlos y protegerlos y la carencia de políticas públicas para acogerlos.

El entorno del hospital José María Cabral y Báez es el espacio preferido de un hombre conocido como Modesto, quien se alimenta de los desperdicios que tiran los propietarios de comercios y negocios informales establecidos entre las calles Sabana Larga y Cuba.

Ingerir un alimento en descomposición de hasta tres días, le resulta un manjar a Modesto.

Problema

Ramón Rodríguez, del departamento de Salud Mental del Cabral y Báez, lamentó la falta de albergues o centros de apoyo comunitario para dar respuesta a los indigentes.

“Vemos como cada día son más los casos de personas con problemas mentales, y son muchos los factores que lo desencadenan. Muchas veces esto tiene que ver con problemas familiares, económicos o sentimentales, es decir, pasionales”, expresó Rodríguez al ser entrevistado por elCaribe.

Sin embargo, considera como causa principal de los problemas mentales que terminan en condiciones de mendicidad, al uso y abuso de sustancias psicoactiva.

La ausencia de políticas públicas que permitan el rescate y cuidado de estos enfermos mentales y de los mendigos, ocasiona que muchos tomen espacios como la ribera del río Yaque del Norte como guarida. Allí no solo levantan sus casuchas, sino que les sirve de hábitat, a pesar de que durante un operativo, el actual alcalde Gilberto Serulle desalojó al menos cien adictos.

Las grandes plazas comerciales o el mercado de Pueblo Nuevo, que se realiza cada jueves, también son tomados por jóvenes y ancianos, dominicanos y de nacionalidad haitiana, que andan cartón en manos para tomar las aceras y contenes como cama. Otros escarban en la basura para alimentarse de las sobras que dejan los buhoneros.

Sin planes

“Esa situación de marginalidad social no puede seguir ocurriendo en un país como este. No es posible que con tanto dinero que se gasta en cosas de menos importancia, hoy día tengamos ciudades llenas de mendigos”, refirió la ciudadana Magnolia Santos.

A los que se dedican a comer de los desperdicios se suman hombres y mujeres que con problemas mentales que con frecuencia desfilan desnudos por pleno casco urbano de Santiago.

En un recorrido hecho por reporteros gráficos de elCaribe, se constató que en el casco urbano de los municipios de Moca y La Vega se vive una situación similar, sin que sus autoridades nacionales o locales busquen respuestas.

En estas ciudades, partes de las aceras que son para el uso de los peatones están ocupadas por enfermos mentales, que muchas veces resultan agresivos para los transeúntes.

En Santiago, el parque Imbert se ha convertido en el lugar preferido para estos mendigos, en su mayoría con problemas mentales por el uso y abuso de sustancias no controladas, como las drogas. 

Estado sin planes para albergar enfermos 

La ausencia de políticas públicas que permitan construir un lugar donde puedan permanecer con dignidad ya ha cobrado algunas vidas. Hace dos años, un hombre con trastornos mentales falleció al tener que soportar la inclemencia del tiempo en el parque Ercilia Pepín, a escasa distancia del hospital regional José María Cabral y Báez. A la fecha, ni siquiera se conoce su identidad. Y es que el rostro de la pobreza no permite que estas gentes no sean visibilizados por una sociedad cada vez más individualista.

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