Calma

A dos meses de las elecciones, con fe en que la campaña concluirá sin hechos de violencia, es propicio ponderar la calma. Con los ánimos…

A dos meses de las elecciones, con fe en que la campaña concluirá sin hechos de violencia, es propicio ponderar la calma. Con los ánimos caldeados por la competencia electoral, considerarla siquiera parecería ingenuo. Como caribeños y pueblo muy politizado, el apasionamiento está más cerca que la calma.

Pero por tanto, mayor razón para valorarla y practicarla; la calma se adquiere con entrenamiento. Calmados podemos dar mejor respuesta a los estímulos, mirando las situaciones claramente, curados de reaccionar desproporcionadamente. A quién no le ha pasado que, alterado, no escucha ni entiende una determinada información, explota y más tarde comprueba que estaba equivocado. Con tomarse unos segundos para respirar se preserva el control.

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