Me cambiaron a Ubaldo Jiménez

Extraño. Esa es la expresión con la que defino el comportamiento de Ubaldo Jiménez últimamente. El joven lanzador de los…

Extraño. Esa es la expresión con la que defino el comportamiento de Ubaldo Jiménez últimamente. El joven lanzador de los Indios parece ser otra persona, una que dista muchísimo de la imagen de niño bueno que siempre tuvo para los dominicanos y para el resto del mundo beisbolero.

Ver a Ubaldo pegarle un pelotazo a Troy Tulowitzki no es nada raro y extraño, porque, como bien dijo ayer el propio Ubaldo, eso pasa todos los días en las Grandes Ligas.

Ahora bien, reaccionar de la manera como reaccionó ayer Jiménez, un día después de haber golpeado a su excompañero, me hizo pensar que el muchacho dominicano no da los pasos correctos.  Ubaldo le dijo a la prensa que no pedirá disculpa por el altercado con Tulowitzki, un miembro de  los Rockies de Colorado, equipo para el cual lanzaba hasta el 30 de julio del año pasado.

Nunca pensé que Jiménez haría algo similar a propósito, pero después de ver las imágenes de la escena, en las que claramente hay premeditación, y al leer su reacción no me quedó otra cosa que pensar que todo fue adrede, que el lanzador dejó escapar toda su frustración en ese pitcheo.

¿Frustración? Sí, frustración. Esa fue la misma palabra que utilizó Jiménez hace un mes atrás cuando en un reportaje periodístico afirmó que se sintió así después de que vio cómo los Rockies le dieron contratos jugosos a sus entonces compañeros Tulowitzki y Carlos González, mientras que el suyo no estuvo ni medianamente cerca de ahí.

Al parecer ahí comenzó la transformación de Jiménez de chico bueno a uno malo. Como se ve y, aunque no haya sido así, no hay forma de que un mortal, por más ingenuo que sea, piense que ese pelotazo no guarda relación con ese episodio.

Ah, faltó agregar que Tulowitzki fue citado en el reportaje de marras recomendando a Ubaldo que se olvidara de eso (contratos) y que se enfocara en su carrera.

No hay dudas de que esa es una excelente recomendación con la que me identifico plenamente. Para Ubaldo, es minuto de dejar atrás  ese capítulo y concentrarse en lo suyo, que  tal vez, si Dios, su talento, disciplina y ética de trabajo se combinan, algún día tendrá un contrato mejor que el de Tulowitzki.

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