Robinson Canó, en su peor inicio en muchos años

Lo que era una costumbre llena de señales positivas, ahora es una rareza que tiene preocupados a propios y a extraños.

Lo que era una costumbre llena de señales positivas, ahora es una rareza que tiene preocupados a propios y a extraños. Cuando se hablaba del mejor segundo base de las Grandes Ligas, el primer nombre que se mencionaba era el de Robinson Canó. Si partimos de la premisa de que el mejor debe ser el del momento, Canó se queda fuera de la discusión.

La norma era verlo en los primeros lugares o al mando de las principales estadísticas ofensivas dentro de los intermedistas de las Mayores. Sus números, en lo que va de campaña, lo alejan de cualquier consideración.

Robinson entró a la jornada de anoche con un pobre promedio de .239, válido para el puesto 19 de 22 de sus homólogos en ambas ligas. Canó bateó .253 en abril, .250 en mayo y en lo que va de junio, su promedio está en .148.
En cuadrangulares está empatado en el lugar 23, en remolcadas en el número 20 con 18 y en dobles, empate en el noveno con 12.

Puede que en temporadas anteriores tuviese uno que otro mes con un promedio distante de sus parámetros, pero compensaba con una buena cuota de jonrones, dobles y remolcadas. En lo que va de campaña no ha podido inyectar tanto respiro por otra vía. Su porcentaje de embasarse está en .278 y el de slugging en .320.

Si bien es cierto que se esperaba una baja en los jonrones por lo inhóspito para los bateadores que es el Safeco Field, pero no un desplome de su producción, que bastante necesita el conjunto de los Marineros de Seattle.

Canó llegó a junio de 2014 con dos cuadrangulares (misma cifra que ahora), 11 dobles y 31 impulsadas. Esta campaña arribó al tercer mes con 12 dobles y 16 impulsadas, entiéndase menos de la mitad que en la pasada contienda.

Su cuota de imparables dice mucho más: al inicio de junio de 2014 tenía 65 hits (27 en abril y 38 en mayo), mientras que en 2015 suma 49 (23 en abril y 26 en mayo). Estos 49 inatrapables son su menor cantidad al comienzo de junio desde 2012.

Otras consecuencias

De no cambiar el ritmo, Canó se encamina a su peor campaña en mucho tiempo. Lleva seis campañas consecutivas bateando al menos .300, en sus 10 campañas anteriores ha dado al menos 34 dobles y 40 o más en siete de ellas.

Ese contrato de 10 años y 240 millones de dólares estuvo amparado en su tremenda labor con los Yanquis de Nueva York y, por supuesto, en lo que podía hacer en el futuro inmediato con su nuevo conjunto, que poco a poco ha ido sumando piezas para competir.

Canó nunca se ha ponchado más de 96 veces (2011-2012 con los Yanquis) y tiene proyección de 114 para 2015.

Su racha de cinco viajes al Juego de Estrellas también está en peligro. Desde 2010 ha sido una de las figuras del llamado “Clásico de Mitad de Temporada”. Por igual cuenta, en ese mismo interregno, con cuatro premios al Bate de Plata, que se concede al de mejores números ofensivos por posición. En estos momentos es poco probable que asista al baile de las estrellas de julio en Cincinnati y ni hablar del madero plateado.

Peor aún, Seattle transita por un sendero de martirios. Los Marineros han sido una decepción. Y dentro de los apagados del club, Canó es el primero.

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