Hace 48 años fue cuando Caamaño ocupó su inmenso espacio entre los inmortales. Y fue cuando, con él, la emoción patriótica mojó nuestras mejillas al cantar en el parque Independencia y en todos los ámbitos de la esperanza: “¡Salve el pueblo! que, intrépido y fuerte, a la guerra a morir se lanzó, cuando en bélico reto de muerte sus cadenas de esclavo rompió”. Y ahora, en el Panteón Nacional volvimos a llorar, también con él, al entonar: “Mas Quisqueya, la indómita y brava, siempre altiva su frente alzará, que si fuere mil veces esclava, otras tantas ser libre sabrá”.
El canto más emocionante
Hace 48 años fue cuando Caamaño ocupó su inmenso espacio entre los inmortales. Y fue cuando, con él, la emoción patriótica mojó nuestras mejillas al cantar en el parque Independencia y en todos los ámbitos de la esperanza: “¡Salve el pueblo!