La noche de hoy, el Museo de las Casas Reales presenta las obras de un destacado artista de la ciudad de Moca, un explorador constante de la naturaleza y lo que ella nos ofrece y un cuestionar por exégesis de la realidad de la que somos parte. En Carlos Baret nos encontramos un joven inquieto por los problemas que aquejan nuestra sociedad y, para él la educación se convierte en el soporte que permite afianzar aquellos elementos que nos guían al desarrollo. Las obras de este inusitado artista, procuran exaltar la memoria para hacernos comprender de dónde somos y adónde vamos, con la salvedad de que nuestro futuro puede ser diferente si pensamos en un mejor sistema de educación sin exclusiones.
Esta parte de la no exclusión es muy interesante en la propuesta de Baret, dado que su preocupación por los problemas existenciales va más allá de lo superficial, pues se ha sensibilizado sobre manera con el tema de los niños que padecen de autismo. Bien sabemos que aquellos que tienen esta condición, presentan un retardo en el desarrollo psicomotor de su organismo dado una anomalía en las conexiones neuronales que es atribuible, con frecuencia, a mutaciones genéticas, y por lo regular los hace mantenerse aislados. Las obras de Baret procuran en buena medida hacer un llamado a que esos niños puedan convivir con otros para que su proceso de desarrollo sea en la colectividad, no en el rechazo.
Nos sorprende la capacidad del creador para transmutar realidades que están a la vista, pero que muchas veces nos hacemos los ciegos, pero al ver sus piezas, es casi imposible no poder sensibilizarnos y sentir la fuerza y energía que revelan sus trazos.
Mágicamente configura un universo visual en el que cada color asume su propio espacio y distinción. Nos hace pensar que se trata de una especie de prisma donde cada color es cada ser y sus circunstancias y el conjunto conforma el todo. Continuará…
