Goodyear, Arizona (EE.UU.).- Carlos Santana ha escuchado todo tipo de comentarios en su carrera y ninguno le ha podido sacar de su plan original. Por eso, para todo aquel que entienda que el dominicano será un experimento fallido como receptor, el orgullo de los Mameyes tiene una respuesta.
“Yo soy catcher. Esa es mi posición. Que quede claro”, es la primera reacción del joven que el ocho de abril cumplirá 26 años en su entrevista con elCaribe.
“Y mi meta es ser un receptor bueno, nada de ser uno de mediana categoría. No es una tarea fácil, lo reconozco, pero este es mi trabajo, es la habilidad que Dios me dio y con la ayuda del Señor vamos a tirar hacia adelante, como decimos los dominicanos”, señala.
Será una temporada interesante para Santana con los Indios de Cleveland, que en agosto de 2010 sufrió una terrible lesión en su rodilla izquierda, producto de una colisión en la goma con Ryan Kalish, de Boston.
Un año para la recuperación
La pasada estación fue de recuperación, de reencontrarse con su juego tras una cirugía que en la mente de muchos, incluido el propio Carlos, tenía más preguntas que respuestas, al punto de que su futuro fue arropado por un enorme signo de interrogación.
Pero eso es pasado y el presente le tiene con optimismo.
“Ya lo peor pasó y ahora mi meta es ponerme mi ropa de catcher y salir a darlo todo. Soy un pelotero orgulloso en lo que hago y ya que estoy aquí en Grandes Ligas pues no voy a dejarme caer. Cuando uno está en un hospital, operado, pensando si volverás a jugar y logras salir de ahí con la ayuda de Dios, por más difícil que sea el resto del camino, uno lo ve fácil”, dice.
Luego de estar en acción durante apenas 46 juegos en 2010, Santana jugó en 155 (95 como receptor, 66 como primera base) la pasada contienda. Aunque estuvo en una buena cuota en la inicial, los planes de Cleveland son que defienda la goma.
“Firmamos a Casey Kotchman, que es un buen primera base defensivo. Sabemos que Carlos no estará como receptor en 140 o 150 juegos, pero sí en una cantidad razonable para hacernos mejor equipo”, comenta el dirigente de los Indios, Manny Acta.
“Nuestra confianza está depositada en que hará un gran trabajo en esa posición”, agrega Acta.
Agenda dura
Carlos trabajó fuerte en la temporada muerta junto a Ubaldo Jiménez con un entrenador asignado por los Indios, el puertorriqueño Nelson Pérez.
“No lo niego, había días que quería salir corriendo y dejar el entrenamiento ahí mismo. Fueron horas de mucho sacrificio, pero era para mi bien y tenía que aguantar callado”, revela Santana.
El plan era fortalecer las piernas de un joven destinado para su primer compromiso por encima de 120 encuentros en la demandante posición de receptor. Carlos no estaba solo, Ubaldo Jiménez fue su compañero de martirio.
“La pasamos bien”, dice Ubaldo en un tono socarrón. “Yo siempre he trabajado fuerte en la pretemporada, pero no hay dudas de que nos fajamos fuerte en esta ocasión”. “Pero llegué bien al entrenamiento. Me siento fuerte, gracias a Dios”, dice Carlos Santana, que se para a las dos manos, viene de batear .239 en la pasada contienda con 27 jonrones y 79 impulsadas.
Si bien reconoce que su promedio debe mejorar, se siente muy orgulloso de su producción de cuadrangulares y remolcadas. “Confío en mi bate. Eso me lo mandó Dios y sé que puedo mejorar”, dice el proyectado para ser cuarto bate de la tribu.
Las cifras
Calidad
35 dobles
A Manny Acta le gustan dos estadísticas alcanzadas por Santana en la pasada estación. “Tuvo 35 dobles y recibió 97 bases por bolas. Eso no se ve todos los días. Carlos batea”, dice el mánager.
Importante
Manejo de lanzadores
Algo en lo que Carlos trabaja fuerte en estos días es en la comunicación con sus lanzadores. “Eso es importantísimo. Tengo que ganarme la confianza de ellos. Espero lograrlo y que a todos nos vaya bien”, dice.
Ayuda
Consejos de Alomar
Sandy Alomar, exreceptor que tuvo buenos años con Cleveland, es uno de los asistentes de Manny Acta y le brinda su asistencia a Santana. “Me ha ayudado bastante. Me habla de las pequeñas cosas”, señala Carlos.
30 jonrones
Aunque no habla de números, Carlos acaricia la idea de conectar 30 o más vuelacercas en la venidera contienda.
7:00 a.m
Llega Carlos al entrenamiento. “Me toca masaje, ejercicios y luego bateo antes de unirme al equipo completo”.
