Estrellas internacionales han declarado últimamente sentirse abrumadas o desbordadas por sus cuentas de Facebook y Twiter.

Molestias de la fama, quizá; pero a lo mejor la reacción esté vinculada al hecho de que el cerebro humano no está preparado para la profusa información de la era digital, si bien supuestamente estaría adaptándose. En lo particular al mío, dudo que consiga ser “reconfigurado”.

Sólo abandonando todas mis obligaciones podría “estar al día” en las redes sociales. Tras acceder a un vínculo en la Web y de ahí a mil hipertextos diversos, termino sintiendo como que abarqué mucho pero apreté poco. Apuesto a que mi cabeza ni se ha enterado de la era digital pese a década y media de entrenamiento continuo.

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