Charlas de café

En estos días de esperanza en un mejor porvenir, la lectura es un gran estímulo para fortalecer nuestro optimismo y para alimentar con…

En estos días de esperanza en un mejor porvenir, la lectura es un gran estímulo para fortalecer nuestro optimismo y para alimentar con firmeza nuestra voluntad. Cada obra leída que revista de profundidad nos enriquece como humanos, nos hace más libres y más comprometidos con el bien común.

Uno de mis libros favoritos es Charlas de Café, de don Santiago Ramón y Cajal. El autor lo define como “una colección de fantasías, divagaciones, comentarios y juicios, ora serios, ora jocosos”. Me permito compartir con ustedes un reflejo de su contenido, confío que lo disfruten tanto como yo.

“Apártate progresivamente -sin rupturas violentas- del amigo para quien representas un medio en vez de un fin”. “No perdones a tus hijos, servidores y amigos la primera falta grave, si no quieres ser víctima de la última”. “No contestes jamás invectivas e insultos, y aparta inexorablemente de tu trato a los malintencionados y envidiosos”.

“No huyas de las mujeres durante la juventud, si no quieres correr ridículamente tras de ellas durante la vejez”. “¡Dichosos los hombres que ofrendan su vida a una idea grande, porque ellos perdurarán en ella y por ella!”.

“Poco vales si tu muerte no es deseada por muchas personas”. “Conocemos infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento”.

“El talento superior sólo se tolera y aun se encomia cuando se emplea en provecho de los demás”. “De igual modo que hay una honradez de la voluntad, hay una honradez del entendimiento: estudiar a fondo las cosas y cambiar desinteresadamente de opinión”. “Cuando recibo un obsequio inesperado o inmerecido, me pregunto espantado: ¿cuál será la arbitrariedad, el abuso o la injusticia que se me exigirá algún día?”. “Todo cargo gratuito y de gran responsabilidad es esencialmente inmoral. Quien no cobra, se cobra y casi siempre con grave daño de la justicia y del interés público”.

“No hay gente más egoísta que las que alardean de hipersensibles. Por ahorrarse la pena de presenciar el dolor ajeno son capaces de abandonar a la persona más querida”. “Cosa corriente es que vanidosos y presuntuosos finjan poseer lo que desean”. “Huye de las pasiones vehementes, que absorben, esclavizan y esterilizan el espíritu”. “Cuando veáis un escritor que se mete con todo el mundo, es que aspira a que todo el mundo se meta con él. No habiendo conseguido ser admirado, anhela ser temido”. “Los débiles sucumben, no por ser débiles, sino por ignorar que lo son. Lo mismo les sucede a las naciones”.
Espero que don Ramón les haya gustado. Y recuerden: hay que actuar firme para evitar que se enfríe el café de nuestras vidas.

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