Desde hace mucho tiempo en República Dominicana no contamos con un radar meteorológico para darle seguimiento a los fenómenos atmosféricos, ni mucho menos para tener la certeza de los pormenores de los ciclones tropicales que se acerquen al país, a propósito de haber iniciado la temporada de huracanes este 1 de junio.
Un radar meteorológico es indispensable para la elaboración de las alertas tempranas, así también como para la obtención de los datos instantáneos con el fin de prevenir desastres como inundaciones o desbordamientos. Esto se logra con la medición exacta de la cantidad y frecuencia de la lluvia que ocurra en una zona determinada.
En Estados Unidos, los radares meteorológicos determinan la precisión de los informes meteorológicos y las alertas contra inundaciones y desbordamiento de ríos. En las Antillas Mayores, solo República Dominicana no posee un radar en la entidad meteorológica oficial, la Oficina Nacional de Meteorología; Puerto Rico y Cuba elaboran sus pronósticos en base a las informaciones que sus radares suministran a los expertos en la materia.
El principal gestor de este sistema de monitoreo será la ONAMET, sin embrago decenas de instituciones se beneficiarán de la instalación de por lo menos un radar, aunque en la práctica serían dos de estos equipos que se necesitan en el país para lograr un mejoramiento sustancial de las previsiones climáticas y una cobertura casi total del territorio nacional, incluso del vecino Haití.
Sin un radar estamos a ciegas. Utilizamos las herramientas del Centro Nacional de Huracanes de Miami y de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA, además de otros organismos regionales.
Si tuviéramos uno o dos radares, podríamos garantizar que las medidas para prevenir desastres y pérdida de vidas y bienes sean las más atinadas. Es invaluable el trabajo realizado por el personal de ONAMET, que día a día tiene que hacer frente a la actualidad del tiempo con las herramientas que tienen a la mano.
