Cientos usan botes como transporte para cruzar el Yaque

Santiago. El uso de pequeños botes de madera como medio de transporte  para atravesar el río Yaque del Norte desde Bella Vista al casco urbano nueva vez toma vida en Santiago.

Santiago. El uso de pequeños botes de madera como medio de transporte  para atravesar el río Yaque del Norte desde Bella Vista al casco urbano nueva vez toma vida en Santiago.Para la gente, el peligro no importa. Lo que vale es el ahorro diario que le permite rendir “los chelitos”, pues solo destinan 10 pesos para desplazarse de una zona a otra. El método sigue siendo rudimentario, con una soga extendida para dar mayor equilibrio al yolero que se sostiene con sus manos, pues no utiliza ni paletas para remar y mucho menos motor.

Aunque de cinco que operaban ese negocio, hoy solo quedan tres, los clientes comienzan a aumentar, aunque depende de los días, dice uno de sus operadores. De lunes a jueves pueden montar entre 50 y 60 clientes, lo que le garantiza ganarse con que dar de comer a sus hijos. Los viernes el negocio mejora sustancialmente y puede desplazar hasta cien personas, algunas provenientes desde los barrios Nibaje y Los Pepines, quienes utilizan la embarcación para llegar a Bella Vista donde laboran.

Jesús Taveras lleva 15 años en esta labor y, aunque reconoce que el mejor tiempo fue antes de la riada ocasionada por la tormenta Olga, dice que al menos puede sostener a su familia con lo que gana como tripulante del pequeño bote propiedad de un amigo. “Hay días que me puedo ganar 800 pesos y a veces hasta 1,000 pesos y, como no gasto combustible, eso me ayuda a reducir los costos”, apuntó Taveras. Explicó que muchos prefieren esa forma de transporte ya que  además pueden  invertir menos tiempo para llegar a su destino.

José Aquiles es otro de los propietarios de los pequeños botes que se creía sería desplazado por los carros de concho, pero su persistencia lo hizo seguir hacia adelante.

Luego de abandonar la embarcación para conectar con el centro urbano, los usuarios deben subir una improvisada escalera de tierra o madera. Aunque se explonen al peligro, ahorran la mitad de lo que le pagan al concho, además de reducir el tiempo.

Reconocen peligro

Otros dos conocidos por los motes de Neno y Reyito también laboran en estos frágiles medios de transporte. Mientras Francisco García, un usuario de este servicio, reconoce al peligro al que se expone, pero alega que lo hace por lo  difícil que está su economía.

“Hace poco fui testigo de cuando un bote se volteó con todo y pasajero. Gracias a que el río iba con poca agua, nadie resultó ahogado”, dijo García, un desplazado de la tormenta Olga que perdió su vivienda.

El lugar donde operan los yoleros, en el sector Bella Vista, está sembrado de árboles de distintas especies, para impedir el regreso de las personas.

Rosa Montás reconoce que se expone al peligro cada vez que decide tomar la embarcación, pero expresa que es de las pocas opciones que tiene para hacer rendir lo poco que gana como encargada de una banca de lotería en Pastor. Agregó que no ha podido conseguir otro trabajo para sustentarse.

Un negocio peligroso pero de poca inversión

En el pasado, el oficio llegó a ser tan lucrativo que con el dinero de las ganancias algunos de los que manejan las yolas llegaron a comprar sus casas y hasta lograron instalar otros negocios.

Inocencio Santos, otros de los usuarios del transporte en bote, lo compara con los coches, por la tradición que esto representa para Santiago. Luego del paso de la tormenta algunos se retiraron, pues con la salida de los desplazados hacia La Herradura, el negocio mermó considerablemente, pero de nuevo ha vuelto a tomar auge y actualmente son varias las familias que viven de el.

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