El coco: un producto que puede aumentar caudal económico RD

La República Dominicana tiene un enorme potencial en la producción, procesamiento y exportación del coco, y el hecho de que el mercado mundial de ese producto esté creciendo rápidamente, representa una excelente oportunidad de negocios.

La República Dominicana tiene un enorme potencial en la producción, procesamiento y exportación del coco, y el hecho de que el mercado mundial de ese producto esté creciendo rápidamente, representa una excelente oportunidad de negocios.

El pasado año 2015 las exportaciones de coco desde el territorio dominicano alcanzaron los US$10.8 millones. Pero también el país importó el equivalente a seis millones de dólares en coco. Anualmente, este país importa alrededor de 25 millones de unidades de coco, pero esos cocos vuelven a salir del país a través de exportaciones de derivados de coco. Es decir, que generan una dinámica de ganancias.

Desde el siglo XVI República Dominicana ha sido productor de coco. A la fecha hay unas 760,000 tareas en cultivo, pero se necesita sembrar otras 500,000 para acercar la oferta mucho más a la demanda existente, calcula la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD). La variedad más común en el país es el “alto atlántico” o tipo criollo, que es un coco de porte largo y alto. En los últimos años se han introducido el coco malayo, el coco filipino y otras variedades traídas de Guyana y Trinidad y Tobago. En concreto, las variedades de coco que se están fomentando en el país son el alto atlántico (empleado más para la industria de coco seco); está el coco de porte mediano (es un coco de “doble propósito”, porque se emplea tanto para la industria del coco seco como para coco de agua, en materia de negocios) y el de porte bajo, que es el que más se usa para comercializar como “coco de agua”.

Todos se dan bajo las mismas condiciones de terreno y clima, asegura el vicepresidente ejecutivo de la JAD, Osmar Benítez, cuando aborda el tema con elCaribe. Las principales zonas productoras de coco en República Dominicana son: Samaná, María Trinidad Sánchez, Hato Mayor (en la parte de la costa), La Altagracia y un poco las provincias Barahona, Puerto Plata y Monte Plata (en esta última se desarrollan varios proyectos comerciales de ese tipo). En el país hay una industria diversificada. Hay gente que procesa la pulpa, y de eso saca leche, crema y coco rallado. Y no se puede dejar fuera la conocida “piña colada”, en la que uno de los ingredientes es el coco. La demanda en los últimos cinco años crece a un ritmo del 10 % por año. Y la razón por la que ha crecido tan enormemente, obedece en gran manera a la multiplicidad de productos y subproductos que se pueden elaborar del coco, dice Benítez.

El coco ha sido y es materia prima para la elaboración de aceites comestibles hechos en el mundo entero. Con el desarrollo de los biocombustibles y el uso de aceites vegetales en la producción de energía, de combustibles biológicos en la industria automotriz y en la industria manufacturera se ha disparado la demanda de aceite de coco, sin sustituir la importancia que tiene el aceite de coco en la preparación de alimentos.

En América, los dos grandes productores de coco son Brasil y México y en el Caribe estaban antes República Dominicana, Jamaica y Belice. “Hemos estado trabajando con productores de Nagua y se ha demostrado en los últimos 18 meses que cuando se sigue un programa de fertilización, de limpieza y mantenimiento de cocotales, la producción aumenta hasta en un sesenta por ciento. Un productor que antes conseguía veinte o treinta cocos está consiguiendo hasta setenta, es decir, más del doble, con aplicar simplemente prácticas culturales de limpieza, mantenimiento y fertilización”, indica el presidente ejecutivo de la JAD.

La primera cosecha de coco se obtiene cuatro años después de realizar el plantado, en el caso de algunas variedades. Para otros casos, el tiempo es mayor.

De acuerdo con informaciones ofrecidas por la JAD, con el Banco de Reservas se ha discutido un programa de apoyo a la industria del coco en República Dominicana para financiar, primero la renovación de cocotales existentes y para duplicar la producción con las mismas áreas. También se procurará incorporar otros predios al cultivo de coco, a través del programa “Prospera”.

Entre los grandes desafíos que tiene la producción de coco se incluye el manejo fitosanitario. En República Dominicana no hay un censo actualizado en materia agrícola (hace unos meses la Oficina Nacional de Estadísticas presentó los resultados de un precenso), pero los datos que maneja la JAD indican que hay entre 7,000 y 8,000 productores de coco. “Unos entran y otros salen. Ahora ha habido como un relanzamiento del coco. Una reactivación y hay mucha gente que viene a la JAD averiguando sobre el programa que estamos trabajando con el Banco de Reservas”, indica Benítez. 

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