Una misión de trabajo realizada durante esta semana en el plano internacional, me ha permitido conocer con mayor nivel de detalles el sistema electoral de la República de Honduras. Este es un país que atravesó por una profunda crisis política a raíz del golpe de estado llevado a cabo en junio del 2009 contra el entonces presidente Manuel Zelaya. Al mismo tiempo, la sociedad hondureña atraviesa por serios problemas de pobreza, desigualdad social e inseguridad ciudadana.
Esta nación centroamericana tiene importantes retos en términos institucionales y en relación a su desarrollo social y económico. Sin embargo, en el tema electoral hay un aspecto muy positivo que captó mi atención y que me hizo pensar en la forma tan poco democrática que tenemos los dominicanos para escoger a nuestras autoridades, principalmente al Congreso Nacional. En Honduras el procedimiento electoral permite que los votantes escojan de manera directa a cada uno de los diputados que les corresponden a su territorio. Por ejemplo, el Departamento Francisco Morazán tiene 23 diputados, los electores pueden votar por los 23 candidatos distintos que entienden reúnen las condiciones para ser legisladores, sin importar que sean de partidos diferentes. Esto se constituye en una real capacidad de elección.
En dominicana retrocedemos cada vez más en esta materia. Recientemente se eliminó el voto preferencial y se pretende volver al antidemocrático sistema de escoger a los diputados de una lista cerrada y bloqueada presentada por los partidos políticos. Nuestro sistema electoral oferta políticos a los votantes, como los supermercados mallas de papas a sus clientes. Como a las papas, la gente no puede escoger a los políticos de mayor calidad, sino en paquetes, y en estos siempre se cuelan algunos, perdón, algunas (pues hablo de papas) en estado de putrefacción. Mientras que en Honduras, con una marca el elector escoge sólo a un diputado, en República Dominicana, con una sola marca en una boleta electoral, se escoge a un senador, dos o seis diputados, un diputado nacional y un diputado al Parlamento Centroamericano (PARLACEN). ¡Vaya democracia!
Los actores políticos y sociales comprometidos con la democracia, deben presionar para que se aproveche la reforma a la ley electoral y la aprobación de una ley de partidos, para que a la gente se le garantice un poder real de decisión cuando ejerzan su derecho a votar. Los dominicanos queremos dejar de ser tratados como clientes de un mercado electoral y ser reconocidos como ciudadanos de una democracia, con capacidad de decidir quiénes nos gobiernan. De esta manera gana la democracia y mejora la calidad de la representación.
