La compra de la deuda con Venezuela

El Gobierno dominicano acaba de comprar casi la totalidad de la deuda que tenía acumulada hasta diciembre de 2014 con la petrolera estatal venezolana PDVSA, en el marco de Petrocaribe. El valor total de la deuda comprada fue de 4,027 millones de…

La compra de la deuda con Venezuela

El Gobierno dominicano acaba de comprar casi la totalidad de la deuda que tenía acumulada hasta diciembre de 2014 con la petrolera estatal venezolana PDVSA, en el marco de Petrocaribe. El valor total de la deuda comprada fue de 4,027…

El Gobierno dominicano acaba de comprar casi la totalidad de la deuda que tenía acumulada hasta diciembre de 2014 con la petrolera estatal venezolana PDVSA, en el marco de Petrocaribe. El valor total de la deuda comprada fue de 4,027 millones de dólares. Por esa deuda, el gobierno pagó 1,993 millones, los cuales tomó de un total de 2,500 millones de dólares que obtuvo semanas atrás cuando colocó Bonos Soberanos en el mercado internacional a 10 y 30 años de plazo.

¿Fue beneficiosa la operación? La respuesta simple y directa es sí, aunque con algunas acotaciones. Este artículo tiene el propósito de explicar en palabras sencillas por qué. Hay al menos cuatro temas relevantes: el monto que se pagó por la deuda, las tasas de interés de ambas deudas, los pagos anuales comparados entre una y otra deuda, y la posibilidad del pago en especie.

Sobre el primer tema, el gobierno pagó el equivalente al 48% de la deuda. Las deudas que se pagan antes de sus vencimientos reciben un descuento porque el valor actual del dinero es mayor que su valor futuro. Es una práctica común que, para determinar ese descuento, se use como referencia las tasas de interés del mercado.

Aunque al ojo inexperto un descuento de esta magnitud le parezca extravagante, en realidad no lo es. Vale indicar dos cosas. Primero, que el promedio de vencimiento de la deuda con Venezuela era de 11 años. Es posible que algunos de esos créditos se vencieran en más de 20 años. A mayor plazo, mayor debe ser el descuento porque más alejada está la fecha de pago. Segundo, que para el país, el descuento logrado es mucho mejor que el que hubiese conseguido con cualquier otra deuda, mientras que para Venezuela obtener esos fondos tuvo un costo (o tasa de interés implícita) más bajo que el que hubiese tenido que pagar por créditos frescos.

Con respecto a la tasa de interés, se está cambiando una deuda barata como la de Petrocaribe (entre 1% y 2%), por una deuda más costosa (6.15%). Sin embargo, como el total de la deuda se redujo, se trata de una tasa de interés mayor sobre un monto menor, lo que contribuye a reducir el monto total a pagar por intereses anualmente.

Pero además, mientras que en los pagos de la deuda con Venezuela hay que incluir intereses y amortización de capital, en el caso de los bonos no hay que pagar el capital de manera recurrente sino hasta cuando los bonos se venzan; sólo se pagan los intereses. A esto se añade que mientras la deuda de Petrocaribe vencía, en promedio en 11 años, el vencimiento promedio de los bonos con que se pagó a Venezuela es de 20 años, con una parte de los bonos venciendo en el año 2045.

El resultado de una deuda menor (por el descuento), a un plazo mayor y con la obligación de amortizar capital sólo cuando se venzan los bonos, es que se terminará pagando anualmente 85 millones de dólares menos que antes de la operación. Ese es el beneficio concreto y duro de la compra de la deuda.

No obstante, hay que reconocer que esto es en parte, la consecuencia de posponer el pago del capital. Lo que no se pagó anualmente habrá que pagarlo de un “cantazo” en 10 o 30 años cuando se venzan los bonos, aunque eso se puede evitar con una nueva emisión de bonos para “reenganchar”, lo cual tiene un costo en intereses.

La compra de la deuda también implica que ésta no se pueda pagar en especie. Pero hasta ahora, pagarla de esa forma no ha sido posible simplemente porque comparado con países competidores, tenemos muy poco que ofrecer a Venezuela en calidad y precios. No hay razón para pensar que eso vaya a cambiar. Además, el único efecto financiero de esto es que se ahorraría dólares pero no pesos al fisco, que es lo que más importa, porque a quien produzca habría que pagarle.

Por último, la exitosa operación no debe llamar a engaños. El problema de fondo que genera un preocupante volumen de deuda sigue allí: un gasto público malo y sin controles, y una estructura tributaria que no recauda lo suficiente, que penaliza a muchos e indulta a pocos a un costo exorbitante, y que mal sirve al desarrollo.

Quisiera ver la audacia y pericia de esta operación enfrentando las causas y no sólo los síntomas.

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El Gobierno dominicano acaba de comprar casi la totalidad de la deuda que tenía acumulada hasta diciembre de 2014 con la petrolera estatal venezolana PDVSA, en el marco de Petrocaribe.

El valor total de la deuda comprada fue de 4,027 millones de dólares. Por esa deuda, el gobierno pagó 1,993 millones, los cuales tomó de un total de 2,500 millones de dólares que obtuvo semanas atrás cuando colocó Bonos Soberanos en el mercado internacional a 10 y 30 años de plazo.

 ¿Fue beneficiosa la operación? La respuesta simple y directa es sí, aunque con algunas acotaciones. Este artículo tiene el propósito de explicar en palabras sencillas por qué. Hay al menos cuatro temas relevantes: el monto que se pagó por la deuda, las tasas de interés de ambas deudas, los pagos anuales comparados entre una y otra deuda, y la posibilidad del pago en especie.

Sobre el primer tema, el gobierno pagó el equivalente al 48% de la deuda. Las deudas que se pagan antes de sus vencimientos reciben un descuento porque el valor actual del dinero es mayor que su valor futuro. Es una práctica común que, para determinar ese descuento, se use como referencia las tasas de interés del mercado.

Aunque al ojo inexperto un descuento de esta magnitud le parezca extravagante, en realidad no lo es. Vale indicar dos cosas. Primero, que el promedio de vencimiento de la deuda con Venezuela era de 11 años. Es posible que algunos de esos créditos se vencieran en más de 20 años. A mayor plazo, mayor debe ser el descuento porque más alejada está la fecha de pago.

Segundo, que para el país, el descuento logrado es mucho mejor que el que hubiese conseguido con cualquier otra deuda, mientras que para Venezuela obtener esos fondos tuvo un costo (o tasa de interés implícita) más bajo que el que hubiese tenido que pagar por créditos frescos. 

Con respecto a la tasa de interés, se está cambiando una deuda barata como la de Petrocaribe (entre 1% y 2%), por una deuda más costosa (6.15%). Sin embargo, como el total de la deuda se redujo, se trata de una tasa de interés mayor sobre un monto menor, lo que contribuye a reducir el monto total a pagar por intereses anualmente.

Pero además, mientras que en los pagos de la deuda con Venezuela hay que incluir intereses y amortización de capital, en el caso de los bonos no hay que pagar el capital de manera recurrente sino hasta cuando los bonos se venzan; sólo se pagan los intereses. A esto se añade que mientras la deuda de Petrocaribe vencía, en promedio en 11 años, el vencimiento promedio de los bonos con que se pagó a Venezuela es de 20 años, con una parte de los bonos venciendo en el año 2045.

El resultado de una deuda menor (por el descuento), a un plazo mayor y con la obligación de amortizar capital sólo cuando se venzan los bonos, es que se terminará pagando anualmente 85 millones de dólares menos que antes de la operación. Ese es el beneficio concreto y duro de la compra de la deuda. 

No obstante, hay que reconocer que esto es en parte, la consecuencia de posponer el pago del capital. Lo que no se pagó anualmente habrá que pagarlo de un “cantazo” en 10 o 30 años cuando se venzan los bonos, aunque eso se puede evitar con una nueva emisión de bonos para “reenganchar”, lo cual tiene un costo en intereses.

La compra de la deuda también implica que ésta no se pueda pagar en especie. Pero hasta ahora, pagarla de esa forma no ha sido posible simplemente porque comparado con países competidores, tenemos muy poco que ofrecer a Venezuela en calidad y precios. No hay razón para pensar que eso vaya a cambiar.

Además, el único efecto financiero de esto es que se ahorraría dólares pero no pesos al fisco, que es lo que más importa, porque a quien produzca habría que pagarle.

Por último, la exitosa operación no debe llamar a engaños. El problema de fondo que genera un preocupante volumen de deuda sigue allí: un gasto público malo y sin controles, y una estructura tributaria que no recauda lo suficiente, que penaliza a muchos e indulta a pocos a un costo exorbitante, y que mal sirve al desarrollo.

Quisiera ver la audacia y pericia de esta operación enfrentando las causas y no sólo los síntomas. l

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