En medio de la lucha interna perredeísta, dicen que Julio Maríñez se ha revelado como Conan El Bárbaro, portador de una espada implacable contra sus rivales, gladiador de mil batallas, que no baraja enfrentamiento. Todo, por el rol protagónico que ha asumido en lo que bien podría encasillarse en la táctica del contra-ataque sostenido, aplicando principios citados por Sun Tzu en su clásico El Arte de la Guerra, que un amigo de Julio, que lo es también mío, me aseguró que está abierto en una de las mesitas de cabecera del presidente de la Comisión de Control del PRD y que es de los libros favoritos en su lectura cotidiana. Conan Maríñez está en escena…
Doctor Merengue
Juegan al ejercicio del Doctor Merengue algunos de los abanderados de ciertas luchas por controlar (más no erradicar) males sociales, como por ejemplo, la prostitución, si es cierto –como se afirma que es cierto- que paladines de esas cruzadas, en lo personal, hacen todo lo contrario a lo que plantean en sus pronunciamientos mediáticos. Esos planteamientos se basan en versiones que andan de boca en boca por ahí dando cuenta de algunas escenas impropias y escándalos que se producen con cierta frecuencia en un muy discreto residencial de Santiago, lo que no llamaría la atención de los vecinos si no fuera porque se dice que entre los(as) protagonistas de esas acciones hay quien proclama, y lo ejerce, contar con la venia protectora de una muy importante figura vinculada a la cruzada antiprostitución que enarbola el Ministerio Público. ¡Hummm…!
Picalongas VIP
Poca gente se imagina que uno de los presidenciables del momento, con su glamour de “percha bohemia”, es tan fiebrú ingiriendo frituras de una picalonga del ensanche Evaristo Morales, donde casi todas las tardes acude un asistente por una ración de longaniza, tripitas, orejitas y morcilla, con fritos de guineítos verdes, que retira en una fundita sucia de manteca. ¿Qué les parece…?
