La confesión de un dictador

En vista del discurso del presidente Nicolás Maduro, citado el miércoles por El Nacional, lo sensato sería considerar las relaciones con un hombre que presenta signos inequívocos de inestabilidad, lo cual es un peligro para los venezolanos que…

En vista del discurso del presidente Nicolás Maduro, citado el miércoles por El Nacional, lo sensato sería considerar las relaciones con un hombre que presenta signos inequívocos de inestabilidad, lo cual es un peligro para los venezolanos que lo sufren en carne propia y para toda la región. Sus palabras y su tono no son las de una persona en su sano juicio. Ha dicho:
“Seguro mañana todos en Twitter y en los medios fascistas dirán que soy un dictador. Así que ya mismo, en este mismo momento, me sacan de las cableras a NTN24 y a cualquier otro canal que me hable mal de mí. Aquí no va a venir ningún canal de televisión a transmitir sus montajes sobre las protestas. Aquí no hay protestas. Enviamos presos a docenas de estudiantes, los enjuiciamos en cortes militares, bloqueamos parte de la Internet y enviamos a la Guardia Nacional a reprimir a todo el que proteste. Con plomo, aunque la Constitución diga otra cosa. El que me quiera salir a la calle, me tiene que pedir permiso. Solo falta que me ponga un uniforme militar, pero la gente de las Fuerzas Armadas no me deja y sólo me permiten usar estas camisas. Aunque tengo ganas de comenzar a ponerle medallitas y coroticos de colores aquí en el pecho. Mira, ya que me van a llamar dictador, vamos a aprovechar, no sé, se me ocurre, de darle un toquecito de electricidad a los detenidos. Un toquecito, nada más, no mucho, no vaya a ser que haya un apagón después. Se sobrecargan las líneas del Guri. Un toquecito, pues. En las tetillas. ¿No es eso lo que hacen los dictadores, pues? Para que esas cloacas periodísticas hablen con propiedad. No me importa que hablen, que digan de mí lo que sean las televisoras, porque igual los voy a sacar del aire, sus palabras no las va a escuchar nadie aquí. Y la prensa igual, ya pronto no va a quedar ni un periódico aquí”.
Al leer esto  me pregunto: ¿Vale más un petróleo financiado que la dignidad de nuestra política exterior? l

Lo sensato sería considerar las relaciones con un hombre que presenta signos inequívocos de inestabilidad.”

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas