La confianza perdida

La desconfianza en lo público es un estado de ánimo generalizado en la sociedad dominicana. Esto ha implicado que una parte importante de la población opte por la búsqueda de soluciones individuales a profundos problemas que requieren de respuestas&#8

La desconfianza en lo público es un estado de ánimo generalizado en la sociedad dominicana. Esto ha implicado que una parte importante de la población opte por la búsqueda de soluciones individuales a profundos problemas que requieren de respuestas colectivas.

Esto parece reforzar la visión de que lo importante es el interés individual y peor aún, el tener cada vez una mayor capacidad de consumo. Coincido con lo señalado por el historiador británico Tony Judt, de que “hemos hecho una virtud de la búsqueda del beneficio material”.

Es degradante la adulación acrítica de la riqueza y la ostentación, en países como el nuestro. Poseer bienes materiales se ha convertido en una obsesión y parece ser la principal preocupación de muchos, que se mantienen indiferentes frente a los principales problemas nacionales. 

Lo anterior supone el reto de recuperar la confianza en lo público. El país solo podrá mejorar, en la medida en que sus ciudadanos comprendan la importancia de la política y desde ella, participar en procura de las transformaciones que requiere nuestra sociedad. Pero claro, rompiendo con la forma tradicional de participación política, basada en el clientelismo y el rentismo.

Hacer política hoy, implica construir esperanza, pensar de manera creativa en alternativas sociales,  construir confianza y sentido de identidad colectiva, recuperando valores como el compromiso y la solidaridad.

La principal preocupación del quehacer político debe ser cómo dar respuesta a los principales problemas del país, los cuales han sido claramente identificados. Revertir la situación de pobreza, crear fuentes de empleo, mejorar la seguridad ciudadana, enfrentar la crisis energética y erradicar la corrupción de la administración pública, requiere del concurso de todos los sectores.

Actuar en el espacio público para construir un Estado que apueste al bienestar de la gente, es responsabilidad no solo de los partidos, sino también de los ciudadanos y sus organizaciones. De lo anterior se desprende que el desafío fundamental de la actividad política, dirigido a mejorar la calidad de la democracia, es el de constituir un sistema político que genere confianza en la gente y que garantice canales de participación en el ámbito de los público.

Para ello habrá que romper con la relación tradicional entre políticos y electores, en la que a estos últimos se les percibe como clientes a los cuales se les hace un favor a cambio de lealtad. Los ciudadanos deberán ser reconocidos como sujetos de pleno derecho. Desde esta perspectiva, se deberá avanzar en las reformas institucionales y las políticas públicas que generen la confianza social de que otra República Dominicana es posible. l

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