En navidad nos unimos más a nuestros amigos. Nos corresponde tener en cuenta que ellos también tienen sus problemas y no hay que abusar de su bondad o paciencia hablándoles excesivamente de los nuestros.

Es importante detenernos y preguntarnos qué tanto escuchamos a los amigos o les aportamos. Personas que monopolizan las charlas, centradas en la exposición de sus quejas; que soslayan cómo se sienten los demás y no formulan soluciones para sus malestares ni los ajenos, agobian.

Necesitamos de los amigos y ellos de nosotros, dosificar mutuamente las cargas emocionales cuida la relación. En esta temporada especial hace bien conectarnos con necesidades y urgencias de nuestros amigos, empezando por escucharlos más y nosotros hablar menos.

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