Pues bien, la semana pasada nos referíamos a una serie de ideas a propósito de la presentación de FIARTE 2015. Esto así porque en efecto, la puesta en escena de este evento nos hizo detenernos en algunos aspectos referentes al arte en general.
De hecho, muchos asumen que el arte está dedicado para un público muy restringido, que pasa a ser un modo de creación dirigida a un sector elite de la sociedad y, aunque a lo largo de los años es sabido que el arte ha estado asociado a la realeza y a la burguesía, lo cierto es que es una expresión plural que unifica ideas y manifiesta el sentir del pueblo en general.
Más todavía, es la voz viva de la realidad por medio de imágenes. Ahora bien, es la sensibilidad, esa a la que nos referíamos en la pasada entrega la que determinará si puedes entrar al diálogo que propicia la creación o no. De ahí que la riqueza interior sea el hilo conductor que nos motive e inspire para estar en contacto con la expresión más viva del alma.
Pero qué está pasando actualmente en nuestro medio, porque en efecto se han presentado innumerables propuestas, sin embargo, no hay unidad de criterios. La experiencia de los últimos días nos ha permitido constatar que cada cual obra por su cuenta y esto realmente nos preocupa, pues así no llegaremos a buen puerto.
Necesitamos un discurso unificado y mayor integración en relación a la difusión de los artistas nacionales y, cuando se promueva la obra de uno o varios artistas locales, el Estado debería asumir un mayor compromiso a través de las embajadas tal como refería en su intervención el diplomático de carrera y tenor Enrique Pina a propósito de su disertación: “El rol del arte en la diplomacia”, pues ¿de qué sirve llevar las obras de nuestros artistas de un país a otro si las publicaciones que se realizan sólo alcanza la prensa nacional, salvo contadas excepciones?
