Durante el embarazo, la ingesta de hierro es importante para la madre y el bebé. Su carencia podría aumentar los riesgos de anemia y mortalidad en el post parto. La alimentación durante el embarazo adquiere especial importancia, dado que la buena nutrición de la mamá es uno de los componentes fundamentales para el éxito del mismo. Un mineral que la mujer gestante no debe descuidar en su alimentación es el hierro, ya que es el que hace posible que el oxígeno llegue a todas las células de su cuerpo, lo que asegura que el bebé se desarrolle correctamente. Si la embarazada tiene el nivel de hierro bajo sufrirá de anemia y, además, el bebé podría correr peligro.
La necesidad del consumo de hierro en la mujer aumenta durante el embarazo hasta alcanzar los 30 miligramos diarios durante el tercer trimestre, esto así porque el bebé crea sus propias reservas de hierro, absorbiendo las de la madre.
Las anemias ferropénicas por falta de este mineral se diagnostican en un 75 % durante el embarazo y están causadas por una falta de hierro en la dieta o porque la dieta no es capaz de suministrar la suficiente cantidad de hierro que la mujer embarazada necesita. Por este motivo, es habitual que las futuras mamás tomen suplementos de hierro a partir del segundo trimestre de su embarazo y durante el tercero. En general, una mujer que llega al embarazo con unas reservas de hierro inadecuada y que no ingiere suplementos durante la gestación, finalizará el embarazo habiendo consumido todas sus reservas.
El cansancio, la fatiga y la somnolencia asociadas a la enfermedad son la consecuencia de la deficiencia de hierro en el organismo, que provoca una disminución de oxígeno en las células, debido a la baja concentración de hemoglobina en la sangre. Otros síntomas por la falta de hierro en el embarazo es cuando la piel se torna de color amarillento o pálido, al igual que los ojos y la boca. Además, hay presencia de agotamiento y dolor de cabeza.
Alimentos que debe consumir la embarazada
Durante el embarazo se debe seguir una dieta balanceada. De acuerdo con los nutricionista es conveniente que se aumente la ingesta de verduras, sobre todo las de color verde como la lechuga y el brócoli, entre otros. Incluir hígado, legumbres, frutas secas y cereales integrales en la dieta también es muy beneficioso para la madre y el bebé.
