Mami proclamaba que llorar no solucionaba problemas. Es inevitable alguna lagrimita por los avatares de la subsistencia, también saludable. Pero aquella filosofía de mi mamá era acertada; perdemos el tiempo cuando nos dedicamos a lamentarnos. Las posibilidades de transformar malas rachas no están en dramatizar, sentarnos a esperar favores ni envidiar dichas ajenas. Esas posturas son contraproducentes pues paralizan la creatividad y el empuje. Mejor mantenernos pro activos, analizar nuestras fortalezas hacia perseguir oportunidades de realización. Avanzar en las metas requiere organizar el pensamiento y poner en práctica métodos específicos para alcanzarlas. Por ejemplo, identificar la faceta en la cual nos reconocemos mejores aptitudes: ¿En qué realmente soy buena o bueno? Y proceder a desarrollarla.
Contra lamentos
Mami proclamaba que llorar no solucionaba problemas. Es inevitable alguna lagrimita por los avatares de la subsistencia, también saludable.