Si la delincuencia, en sus más diversas manifestaciones, está tomando cada día más cuerpo, aventajando en ocasiones a las autoridades llamadas a combatirla, lo más ilógico es que existan contradicciones entre las instancias que deben darle frente.
Por eso, llama mucho la atención y preocupan las evidentes disparidades de criterios entre la Policía Nacional y el Ministerio Público en ocasión de las pesquisas de varios de los más recientes casos delictivos que se han producido en el país.
Mientras la autoridad policial identifica, pone tras las rejas y envía por ante los tribunales a sospechosos a quienes señala como partícipes de una u otra forma en hechos delincuenciales, representantes del Ministerio Público piden ante los jueces que han de instruir cargos contra estos que se les libere porque entienden que las pruebas presentadas para llevarles a juicios no son evidencias de que han delinquido.
La misma rivalidad queda también de manifiesto en la orden del Procurador General de la República para que no se permitiera que investigadores policiales iniciaran su trabajo en la escena de los hechos después del intento de asalto a la cárcel de Najayo hasta tanto él no llegara al lugar, “para no contaminar las investigaciones y que no se corrompan las evidencias”.
En la misma onda hay que ubicar las declaraciones emitidas ayer por un vocero del Ministerio Público, al señalar que: “No andamos buscando chivos expiatorios para resolver los casos, porque estamos conscientes de que la sociedad merece respuestas claras y contundentes, y en tal sentido estamos en la fase de determinar los vínculos de cada uno de los sospechosos con el incidente, basados en la verdad, sin sensacionalismo ni paños tibios”, y cuando agregó: “los que sean responsables serán detectados, apresados y sometidos a la justicia, pero los que nada tienen que ver con el hecho, no podemos hacerles trajes a la medida, por el simple deseo de encontrar una solución al caso, que en nada se corresponda con lo sucedido. Estamos haciendo una investigación seria y pormenorizada tal cual lo amerita el caso”. ¿Y entonces…? l
