Controlada

En medio de situaciones que me retan intelectualmente, me daba por buscar qué “picar”. Advertí el hábito un día en que por poco arruino el teclado del computador con un dulce de cajuil que saboreaba mientras intentaba escribir algo. Esa clase&#823

En medio de situaciones que me retan intelectualmente, me daba por buscar qué “picar”. Advertí el hábito un día en que por poco arruino el teclado del computador con un dulce de cajuil que saboreaba mientras intentaba escribir algo. Esa clase de prácticas responden a impulsos automáticos, inconscientes. Hacer consciencia del problema era el primer paso para corregirlo; no comía por hambre real sino por ansiedad, buscando recompensa en medio de la tensión. El sólo hecho de reconocerlo fue terapéutico, me comprometí a no pretender aportarme tranquilidad comiendo innecesariamente. Adicionalmente, en caso de ir en piloto automático tras la “picadera”, procuro elegir opciones que recompensan saludablemente: te, agua de limón, frutas. El auto control me complace.

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