Controlados

Nuestra Capacidad para abordar las circunstancias externas depende de nosotros y como manejemos nuestro interior. Si bien no es posible siempre evitar la influencia de las circunstancias en nuestro ánimo, sí tenemos capacidad para fomentar autocontrol. Las personas cuyas emociones están siempre sujetas al ambiente externo, son como veleta llevada y traída por el viento. Muy propensas, en esa condición, a nunca sentirse espiritualmente estables. Educando la voluntad es posible auto entrenarnos para forjar la fortaleza de carácter que nos permita viabilizar una personalidad madura y resiliente. Podemos, en un plano de salud física y mental, cultivar una actitud equilibrada frente a las dificultades. Controlar nuestra respuesta ante ellas, no ser controlados por éstas. l