El correazo de Correa

El 26 de noviembre del 2006 ganó las elecciones presidenciales de Ecuador con el 57% de la votación.

El 26 de noviembre del 2006 ganó las elecciones presidenciales de Ecuador con el 57% de la votación. Asumió el 15 de enero del 2007 y a los 30 días el Congreso aprobó su solicitud de un referendum convocatorio de una Asamblea Constituyente. El 15 de abril del 2007, el 82% de los ecuatorianos votó a favor de la elección de la Asamblea Constituyente. El 28 de septiembre del 2008, un referendum constitucional aprueba la nueva Constitución redactada por la Asamblea Constituyente. El 26 de abril del 2009, fue reelecto para un segundo período con el 52% de los votos. Ayer fue reelecto de nuevo para el período 2013-2017.

Rafael Correa, un economista con maestría en la Universidad Católica de Lovaina en Bélgica y doctorado de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, se ha mantenido de manera consistente como uno de los presidentes mejor valorados de la región. En la última Evaluación de Mandatarios realizada por Consulta Mitofsky (septiembre del 2012), Correa aparecía encabezando a los presidentes latinoamericanos con una tasa de aprobación del 80%, un resultado sorprendente para un presidente con casi 6 años en ejercicio.

¿Cómo puede explicarse la elevada valoración de Correa como presidente del Ecuador? Las estadísticas muestran claramente las razones. Un crecimiento económico de casi 8% en el 2011 y 5% en el 2012. Una inflación que ha promediado 4.6% en los últimos siete años. Un desempleo de 4.6%, uno de los más bajos de la región. Un aumento de US$15 a US$50 mensuales en el Bono de Desarrollo Humano. Una reducción de 12 puntos porcentuales en la pobreza con relación al nivel vigente en el 2006. Y un progreso social sin precedentes.

El gasto social del Gobierno, que osciló entre 4.1% y 4.7% del PIB del 2001 al 2006, fue duplicado, registrando un promedio de 8.6% en el 2007-2012, alcanzando el 10% del PIB en el 2012. La inversión del gobierno en educación, que había oscilado entre 2.3% y 2.8% del PIB del 2001 al 2006, es aumentada dramáticamente a 4.6% del PIB en el 2008, subiendo año tras año hasta alcanzar casi un 6% en el 2012. Algo parecido tuvo lugar en el presupuesto canalizado hacia los servicios de la salud pública. El gasto del gobierno en salud pública había oscilado entre 0.9% y 1.2% en el período 2001-2006, para un promedio de 1% del PIB.  A partir del 2008 es duplicado, alcanzando un promedio de 2.1% durante el período 2008-2012.

¿Qué sucedió en las finanzas públicas ecuatorianas para hacer posible este aumento dramático en la inversión social del gobierno? Una combinación virtuosa de una herencia que se agradece, voluntad y convicción política para atreverse a hacer cosas que muchos considerarían insólitas, y una buena dosis de suerte.

En abril del 2006, el gobierno de Alfredo Palacio sometió al Congreso y obtuvo la aprobación de una ley que reformó los contratos de las empresas petroleras, para que el Estado obtuviese una mayor participación de los ingresos extraordinarios e inesperados que el aumento de los precios del petróleo estaba generando a las operadoras petroleras en Ecuador. La ley aprobada estableció un “windfall tax” equivalente al 50% sobre la diferencia entre el precio actual del barril de petróleo en el mercado mundial y el precio establecido en el contrato o vigente a la fecha del contrato en los casos en que el precio no hubiese sido establecido en el mismo.

Cuando Correa asume, los precios del petróleo aumentan de US$54 en enero a US$92 el barril en diciembre del 2007, y se disparan a US$133 en junio del 2008.  El presidente Correa había elevado el “windfall tax” de 50% a 99% en octubre del 2007 con el objetivo de garantizar que los ecuatorianos recibieran, a través del gobierno, la mayor parte de los ingresos inesperados que estaban recibiendo las operadoras petroleras. Indiscutiblemente, fue un aumento exagerado. Cuando los precios comenzaron a caer estrepitosamente en julio del 2008, las empresas petroleras comenzaron a mostrar pérdidas importantes, lo que llevó al gobierno de Correa a reducir el impuesto de 99% a 70% en octubre del 2008.

Los ingresos fiscales por concepto de las exportaciones de petróleo, que habían oscilado entre 3.9% y 5.8% del PIB en el período 2001-2005, suben a un promedio de 7.5% del PIB en el 2006-2007, se disparan a 16.0% del PIB en el 2008, bajan a 10% el 2009 al caer los precios en el mercado mundial, y suben de nuevo con el aumento de precios en el 2010 y 2011, terminando en 18.2% del PIB el año pasado. Las decisiones tomadas por Palacio y profundizadas por Correa, permitieron al gobierno ecuatoriano elevar los ingresos fiscales en 13.5% del PIB del 2001-2005 al 2012, llevando la presión fiscal a casi 39% en el 2012. Lograron aumentar la presión fiscal en siete años en un monto similar al nivel de la presión tributaria dominicana.

Al disponer de esos cuantiosos recursos, el gobierno de Correa ha podido cumplir prácticamente todas las metas sociales que se propuso. Y el pueblo ecuatoriano ha valorado su perseverancia para cumplir lo que prometió. Lamentablemente, nosotros no tenemos petróleo.

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