Costa Rica y un buen mundial

Un 1 de diciembre de 1948 Jose Figueres Ferrer, presidente de Costa Rica, anunciaba la abolición de las fuerzas militares del país.

Un 1 de diciembre de 1948 Jose Figueres Ferrer, presidente de Costa Rica, anunciaba la abolición de las fuerzas militares del país. El Cuartel Bellavista, base principal de las mismas, fue remodelado y convertido en el Museo Nacional de Costa Rica, simbolizando así el compromiso de la nación con la cultura por encima de cualquier clase de militarismo, un compromiso mantenido hasta hoy en día.

Con un pasado como este, las maneras de máquina de guerra de la selección costarricense de fútbol sorprenden: han pasado por sus dos primeros partidos de grupo descargando sobre las esperanzas mundialistas de sus oponentes el equivalente a un par de bombas atómicas. ¿Las víctimas? Tres campeones del mundo hechos y derechos, con un total de siete copas en su haber. Tras sendas victorias contra Uruguay e Italia -campeones de América y subcampeones de Europa respectivamente- Los Ticos se han quitado de encima el cartel de peleles de grupo que les cayó tras el sorteo, avanzando con pie fuerte a octavos y, de paso, cautivando a todo el ámbito futbolístico.

El cuento de hadas del equipo de Jorge Luis Pinto ha sido la enésima bendición para un Mundial que hacía años no se daba tan bueno. Los datos recogen un average de gol que raya los tres por partido, hemos visto ocho remontadas y, de acabarse todo mañana, contaríamos igual con por lo menos cinco golazos para el recuerdo (Van Persie, Cahill y los dos de Messi). Las sorpresas están a dos por uno, los partidos divertidísimos, algunos gigantes están dormidos y los pequeños se están haciendo grandes. A una ronda de terminar la fase de grupos la única apuesta de futuro que parece segura es la siguiente: la pasaremos bien.

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