La pésima situación económica por la que atraviesa la vecina isla de Puerto Rico ha invertido el patrón migratorio que en las últimas décadas motivó a centenares de dominicanos a arriesgar sus vidas en el mar Caribe en busca de una mejor calidad de vida en ese país.Hoy en día, las yolas han cambiado su dirección, en sentido figurativo, con el éxodo de cientos de puertorriqueños e inmigrantes dominicanos, que en este caso, están haciendo el viaje de regreso hacia la República Dominicana, huyendo de la crisis y atraídos por la estabilidad de la economía local.
Para el historiador y economista, Bernardo Vega, este fenómeno migratorio tendrá un impacto económico doblemente negativo para el país, ya que por un lado, reducirá las remesas que los dominicanos residentes en ese país envían al país, así como por el nuevo grupo de desempleados que engrosarían la cifra de “parados” ya existente.
Vega señala, no obstante, que el grueso de boricuas de profesionales y de clase media emigrará principalmente hacia los Estados Unidos, de donde son ciudadanos, y en menor grado hacia la República Dominicana.
Recuerda que históricamente no es la primera vez que este fenómeno se produce, ya que a principios del siglo XX tuvo lugar una fuerte migración de puertorriqueños en busca de oportunidades en la entonces pujante industria azucarera dominicana.
Lazos históricos y aportes
De su lado, la también historiadora Mu Kien Sang Ben recuerda los nexos que por décadas han unido a ambas islas, y puso como ejemplo los grandes aportes realizados por emigrantes boricuas como el educador Eugenio María de Hostos, responsable de la reforma educativa del siglo XIX y formador de nuestra Salomé Ureña, por cuya influencia fundó el Instituto de Señoritas.
“Si hubo un cambio importante en materia de educación fue gracias a la presencia de ese gran no solamente antillanista, sino también latinoamericano, ciudadano del mundo, como también le llamaban a Hostos”. Agrega que además del aporte educativo, Hostos fue vital en un proyecto político abortado que concitó el apoyo de Gregorio Luperón, que promovía la unidad antillana.
Sang Ben destaca que la cercanía de la República Dominicana con Puerto Rico y Saint Thomas hacía de estas islas refugios naturales para los opositores políticos dominicanos, tanto del siglo XIX como XX, que buscaban protección de regímenes dictatoriales como el de Trujillo.
La yola no era de aquí para allá, sino a la inversa
“A principios del siglo XX la yola no era de aquí para allá, sino a la inversa, con la industria azucarera, sobre todo con la emigración de técnicos, más que de obreros. Hay un estudio de un puertorriqueño, caribeñista, Humberto García Muñiz” quien explica todo ese proceso de participación de los boricuas en el desarrollo de esa industria”. Tanto Vega como San Beng coinciden en que no habrá problemas de integración entre ambas comunidades.
