Escuché decir ayer a mi colega y amigo Marino Zapete al ambientar la cobertura mediática a los actos en el Congreso donde el presidente Danilo Medina rindió cuentas de su gestión correspondiente al año pasado que aquí, casi siempre, los jefes de Estado acuden el 27 de febrero ante la Asamblea Nacional supuestamente a informar lo que hicieron en el año inmediatamente anterior, pero en sus discursos se salen del tema y tocan otros aspectos que nada tienen que ver con rendición de cuentas, lo que es muy cierto. Y es que en nuestro país vivimos un sistema presidencialista, donde hasta hace poco, el Ejecutivo tenía que firmar decretos hasta para que un ciudadano cambiara o enmendara su nombre propio, y la colectividad se crea a sí misma expectativas mayores cuando el jefe del Estado va a dirigirse a la Nación, tomando en cuenta que los presidentes han acostumbrado a sus gobernados a no pronunciar discursos con frecuencia. Por eso, creo, la gente siempre espera que quien está al frente de los destinos nacionales aproveche el escenario de la rendición de cuentas para tratar los temas de actualidad, los que están sobre el tapete. Tal vez por eso, para descartar la mezquindad, algunas figuras públicas del país, tras el discurso del presidente Medina ayer, comentaron que “fue buena la intervención, pero…”, siempre un pero. Que no habló de la corrupción, que dejó a un lado lo de Loma Miranda, que no utilizó cifras correctas, etc., etc., etc.. Es que cuando no es Juan es Juana…
Novatadas
Quizás por una de esas novatadas propias de periodistas principiantes, desde la Presidencia cometieron ayer 2 errores notorios con la difusión de actividades del día. Primero, enviaron una nota informando que el Senado y la Cámara de Diputados habían instalado temprano “sus nuevos bufetes directivos” cuando eso no ocurre para la ocasión sino el 16 de agosto. Y después, despacharon a los medios el texto del discurso presidencial… pero el del año pasado, aunque más tarde corrigieron el error enviando el de ayer. Ojo, Roberto…
