La cuenta especial

Todo parece indicar que a los que en una u otra forma fueron favorecidos con dineros de la cuenta especial de la Presidencia durante la pasada gestión…

Todo parece indicar que a los que en una u otra forma fueron favorecidos con dineros de la cuenta especial de la Presidencia durante la pasada gestión gubernativa les será fácil justificar el porqué recibieron determinada suma. A personas sin concepto, dignidad, respeto y vergüenza les resulta lo más normal decir que sí, que recibieron determinada cantidad de dinero por “servicios prestados a la seguridad de la patria”. El no tener vergüenza también se ha convertido en una forma de vida en nuestra sociedad.

Un hombre que con el mayor descaro diga que ciertamente recibió dinero de la Cuenta Especial de la Presidencia, pero que “por motivos de seguridad nacional” no puede decir, en forma pública, qué destino dio a los valores recibidos, de seguro que tiene un concepto muy estrecho de la vergüenza y la honradez. Si de algo ha servido la exhibición de los famosos papeles entregados por el licenciado Flores Estrella, a la Procuradora General de la República, es que ha permitido saber hasta qué punto la sociedad dominicana está podrida, y el doblez de muchas personas e instituciones que se presentaban como ejemplos de seriedad, honradez y pulcritud.

No resiste el menor análisis aceptar que una persona se mantenga diciendo que es honrada y seria si a la menor oportunidad extendió la mano para recibir un dinero sin causa lícita, decente, limpia y buena.

Hay que tener la cara más dura que el roble para justificar ante la opinión pública nacional la aceptación de un dinero sin haberlo trabajado. Pero el descaro es mayor si se toma en cuenta que el pueblo vive bajo la más horripilante miseria. Los que recibieron dinero sin justificación decente de la famosa cuenta especial de la Presidencia, pueden decir que robaron dinero a un limosnero. 

Mientras que en el país hay más de un millón de dominicanos sin empleo, un grupito de “tigres” se pasó un largo tiempo recibiendo miles de pesos sin inclinar la cerviz, sin prestar ningún servicio, a no ser el de espías, chivatos, soplones, delatores y plumíferos.

Mientras cientos de miles de dominicanos tenían que sufrir hambre por la falta de comida; no disponían de servicios médicos ni podían asistir a la escuela, un grupo de politiqueros, constituido en gavilla, se alzaba con los dineros del erario recibiéndolo por medio de la famosa cuenta especial de la Presidencia durante el gobierno anterior. No es por curiosidad, ni por sentido politiquero, que los papeles entregados por el licenciado Flores Estrella a la Procuradora de la República, deben ser puestos en manos de los medios de comunicación para que el pueblo pueda tener conocimiento de quién es quién en este país, por lo menos en lo que se refiere al manejo de los fondos públicos.

No nos cabe la menor duda de que hay aquí un grupo de dominicanos que tiene la cachaza de si un pordiosero se descuida le llevan los centavos recaudados. (180)

Inocentes o culpables

Cuando escuchamos personas serias decir que el gobierno actual está ejerciendo persecución política contra determinadas personas que el pueblo señala como que se han enriquecido con los dineros del pueblo, en verdad que nos sorprende.

Es una verdad que la política está presente en todas las actividades de la vida. Si la política es toda relación con las masas, ella dice presente allí donde está el ser humano. Si se nos dice que la acción judicial contra determinadas personas vinculadas con el pasado gobierno se está ejerciendo en una coyuntura política determinada, decimos que sí. Pero si se nos dice que están detenidos o perseguidos por sus ideas políticas, respondemos que no.

Si aquí el gobierno estuviera persiguiendo a los funcionarios y relacionados del pasado gobierno por sus ideas políticas, fuéramos los primeros en salir en su defensa. En este país son muchos los hombres y mujeres que han dado demostración, en la práctica y en coyunturas políticas más difíciles que las actuales, de que les repugnan los abusos, atropellos y violaciones a los derechos humanos y las libertades públicas, y todavía no han renunciado a ese comportamiento.

Decir que hay persecución política contra determinados funcionarios del pasado régimen que se encuentran detenidos es quitar la calidad de políticos a otros que, aunque formaron parte del mismo gobierno, y son militantes del mismo partido, no han sido molestados ni señalados por la opinión pública como que cometieron actos dolosos.

Pero uno no se puede dejar confundir por las pasiones y los sentimientos. El que, en una u otra forma, participa en la vida política del país, tiene que ser objetivo, analizar con seriedad los fenómenos que se dan en el seno de la sociedad y las contradicciones grupales por la repartición de los bienes del pueblo.

Para nosotros todos los que están acusados son inocentes de los hechos puestos a su cargo, hasta que en un juicio oral, público y contradictorio se les pruebe su culpabilidad. Creemos mucho en los hombres y en que nadie tiene derecho a convertirse en portador de la verdad y de la justicia, pero hay mecanismos legales, generados por el mismo sistema social bajo el cual vivimos los dominicanos, que permiten que cuando hay elementos de prueba, indicios de culpabilidad, los tribunales pueden tomar medidas preventivas hasta tanto el prevenido sea juzgado ante la jurisdicción de juicio.

Los que se consideran inocentes de los hechos que se alegan en su contra, no tienen por qué desesperarse. El día va a llegar que tendrán la oportunidad de demostrar su inocencia, y si así resultare saldrán de la cárcel con más firmeza que cuando entraron; el pueblo comprenderá que contra ellos se cometió una injusticia; que son ciudadanos merecedores de todo respeto; se reintegrarán a la sociedad limpios de toda sospecha y culpa. Los que resulten culpables, expiarán sus culpas, pagarán con la privación de libertad el precio de sus fechorías. (181)

¿Solidaridad?

Las coyunturas se aprovechan para alcanzar los fines perseguidos en proyecto de las grandes mayorías nacionales. Si en los marcos de la democracia representativa se golpea a los enemigos más recalcitrantes del pueblo, las fuerzas democráticas no pueden ir en su defensa, por el contrario tienen que impulsar la lucha, exigir que se les apliquen las más severas sanciones.

No resiste el menor análisis serio la defensa que hacen algunas personas con un pasado reciente democrático, de los que aquí el pueblo señala como delincuentes de cuello blanco, por el simple hecho de que los tribunales han dictado contra ellos decisiones que, en una u otra forma, los afectan.

No somos partidarios de que los instrumentos legales se utilicen con fines politiqueros, pero nos identificamos con los que están dispuestos a castigar a los que se robaron los dineros del pueblo o formaron parte de pandillas de criminales. La ley debe ser aplicada a todos los dominicanos por igual, sin importar condición social o investidura.  La defensa de los derechos humanos tiene sus límites. No se violan los derechos esenciales de la persona humana cuando se castiga a los que se han enriquecido con los dineros del pueblo, cuando se envía a la cárcel a los que, aprovechándose del poder político, se alzaron con los dineros del pueblo dominicano.

Los que gritan libertad con los bolsillos repletos de papeletas robadas al pueblo humilde y trabajador, no pueden recibir la solidaridad de lo que tienen las manos limpias de crímenes y peculado. La solidaridad es un camino de dos vías, pero para los que se la deben entre sí; no puede haber solidaridad entre el honrado y el ladrón, entre los hombres sanos y nobles y los que ayer asesinaron a los luchadores por la democracia, la justicia, la paz y la libertad.

Es lamentable que las fuerzas sanas que ayer levantaron una sola voz para pedir castigo contra los ladrones y asesinos, hoy se encuentren divididas. Unos pedimos castigo para los que se han enriquecido durante todos los gobiernos, otros limitan su exigencia al pasado gobierno; un sector solicita castigo para todos los que han asesinado a los hijos del pueblo, sin importar época o gobierno, otros limitan su pedimento a los que mataron durante el pasado régimen. Es de esperar que los sectores democráticos que durante varios años exigieron sanción contra los asesinos y ladrones de cuello blanco, hoy no se confundan haciendo alianza fea con los que merecen, no una sanción tolerante y tibia, sino severa para que escarmienten ellos y los que en el futuro pueden trillar el camino de la delincuencia política.

Siempre lo hemos dicho; solidaridad necesita y merece el que es perseguido injustamente; el que debe expiar su culpa hay que dejarlo solo. Los derechos humanos y las libertades públicas, son instrumentos que se levantan para defender a los perseguidos políticos, no a los ladrones y asesinos de los hijos del pueblo. (182)

FUENTES:
(180) El Nacional. 14 de noviembre 1987.
(181) El Nacional. 19 de noviembre 1987.
(182) El Nacional. 20 de noviembre 1987.
Continuará la semana próxima

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