Danilo, entre el querer y el respeto

Danilo Medina inició con buen pie y todo indica que con el tiempo sus pasos serán más firmes para el bien de la mayoría.…

Danilo Medina inició con buen pie y todo indica que con el tiempo sus pasos serán más firmes para el bien de la mayoría. Es una persona que conoce el camino que debemos seguir como nación y actúa con la inteligencia necesaria para alcanzar sus nobles metas.

No le tiembla el pulso para actuar, analiza cada paso para evitar las pifias y entiende como nadie que asumió el poder en medio de serias dificultades que requerirán de grandes esfuerzos para ser superadas.

Si me preguntaran cuál es el mayor logro de nuestro gobernante, diría en un santiamén lo siguiente: Danilo Medina se da a querer y a respetar al mismo tiempo, algo que no resulta fácil en un presidente.

Hay quienes sólo se hacen amar desde el poder, y de una forma improcedente, vendiéndose como mesías, como seres inalcanzables y superiores, donde el culto a la personalidad predomina, donde no se perdonan las disidencias porque el que no les hace reverencia es calificado como enemigo.

Esos se rodean de sumisos radicales, de personas que les celebran hasta los bostezos y les justifican sus faltas.

Sus acólitos los elevan hasta el Olimpo, les hacen creer que son insustituibles, pregonan que sin su presencia  en el escenario el aire envenenará al público. Quien se encumbra, prefiere hacerse de la vista gorda con lo que ocurre a su alrededor, pues piensa que una sanción implica un aplauso menos y la caída de una hoja de su laurel.

Esos liderazgos los hemos visto con frecuencia, y si no están de la mano con el afecto libre de sus seguidores y hasta de quienes les adversan, tarde o temprano se desinflan.

Otros se dan a querer de distinta manera, gracias a su humildad y sincera entrega a favor de los más necesitados. La gente los percibe como auténticos, que sufren el dolor ajeno, que están para servir y no para ser servidos, que reconocen que están en esta tierra para hacer lo correcto con el menos estruendo posible. Son grandes porque son sencillos.

Y si a esto agregamos que se dan a respetar cerramos un hermoso círculo. Estos líderes inspiran emociones positivas y el temor a que si alguien falla en el cumplimiento del deber será sancionado.

Cada cual se siente vigilado en el buen sentido, a sabiendas de que un error puede ser fatal si tiene alguna función pública. La impunidad tiembla en su mandato. El humano es más trabajador y honesto si se reconoce observado y con la posibilidad de perder lo conseguido e incluso de ir a prisión.

Danilo Medina tiene grandes retos por delante. Vencerá en la medida en que siga dándose a querer y a respetar al mismo tiempo.

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