El Presidente ha dado un giro importante a su gestión con acciones que podrían crear el impacto que quizás necesitaba una administración que sigue siendo aplaudida, pero que empezaba a dar leves señales de cansancio. Con el anuncio de grandes obras de infraestructura y la emisión de dos importantes decretos, el Gobierno toma otro aire y logra prolongar el ambiente de “luna de miel” con el pueblo que, de hecho, se ha extendido más de lo normal. Estas medidas fueron precedidas por otras tendentes a dinamizar la economía, con lo que han ido quedando atrás los aires de restricción en el gasto. La mentada austeridad tenía buen público, pero va perdiendo adeptos, quizás por aquello de que no es lo mismo llamar al Diablo que verlo llegar.
Los decretos
Las obras anunciadas estaban ahí, en proyecto, y lo que se ha hecho es retomarlas. Pero con los cambios se buscaría satisfacer expectativas de la población. La seguridad es una de las principales preocupaciones , y no cae mal, en esta coyuntura, cambiar al titular del cuerpo del orden. De hecho, se podría pensar que cuando, en febrero, se “divulgó” el cambio, el asunto ya estaba decidido. La mente es libre, y son muchos los que piensan que los decretos estaban engavetados, esperando el momento adecuado, el cual, aparentemente, ya llegó.
No se duerme
El Presidente, que ante todo es un estratega, calcula sus pasos y no le va a dejar mucho al azar. Como sureño, podrá ser cabaloso, pero cree más en el trabajo planificado que en la suerte. Danilo está fajado haciendo pequeñas cosas, pero quizás ya se ha dado cuenta que es hora de cambiar el ritmo. En política, el camarón que se duerme, no solo está expuesto a que se lo lleve la corriente, sino a que se lo coma otro camarón.
