David Ortiz: de último a primero

La frase se ha escuchado en incontables escenarios: los últimos serán los primeros. David Ortiz es un claro ejemplo de la famosa expresión.

La frase se ha escuchado en incontables escenarios: los últimos serán los primeros. David Ortiz es un claro ejemplo de la famosa expresión. En 2003, cuando los Medias Rojas de Boston comenzaron a dar el salto más trascendental en la historia de la franquicia desde la época de George Herman (Babe) Ruth, entiéndase a principios del siglo 20, Ortiz era un experimento del conjunto, mientras Pedro Martínez y Manny Ramírez tenían etiquetas de dueños de la ciudad.

Pedro se marchó, en contra de su voluntad, tras la corona de 2004 y Manny hizo todo lo posible por ser despachado tras el título de 2007 ante los Rockies de Colorado.

¿Quién se ha quedado como amo y señor del Fenway Park? Big Papi, como le dicen a Ortiz.

La plana mayor de los Medias Rojas le acaba de dar tremenda señal de respeto y confianza al designado, que de su lado ha sabido mantener el bate a niveles respetables, mientras es toda una celebridad en Nueva Inglaterra.

No es a cualquier pelotero que se le concede una extensión de contrato garantizada para la siguiente temporada sin que en la actual “haya tirado una pelota”. Ortiz tiene asegurado el 2015 y puede hacer lo mismo con 2016. La campaña de 2017 está en el paquete, pero es potestad plena del club.

Si alguien se lo merece, es precisamente el mejor designado que se ha conocido en el negocio.

Todavía rezuman en el ambiente beisbolero sus logros de la pasada Serie Mundial, que incluyeron un discurso de barricada que despertó a unos dormidos Medias Rojas en el cuarto juego del Clásico de Octubre de 2013 en San Luis.

Tuvo un tremendo mensaje en abril tras los desastres de la Maratón de Boston. Esa combinación de buen pelotero y mejor ciudadano acaba de recibir su premio.
No lo vean por el lado económico. Si bien es cierto que 16 millones de dólares no le caen mal a nadie, a David le acaban de conceder la oportunidad de conquistar más grandeza, término que no tiene precio.

Si la salud le acompaña, posee posibilidades reales de pasar de los 500 jonrones, 600 dobles y las 1,700 remolcadas.

Palabras mayores.

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