Deben impedirse los abusos al derecho

La democracia moderna crea un amplio campo para el ejercicio de los derechos ciudadanos, que es utilizado ordinaria y abusivamente por elementos y sectores que en un excesivo uso de “sus derechos” aplastan los de todos. Así, vemos…

La democracia moderna crea un amplio campo para el ejercicio de los derechos ciudadanos, que es utilizado ordinaria y abusivamente por elementos y sectores que en un excesivo uso de “sus derechos” aplastan los de todos.

 Así, vemos como contados individuos convocan a un paro de labores de un barrio, un municipio o la Nación. Generalmente logran sus propósitos mediante amenazas o por vía de hecho, con acciones violentas.

Un medio muy recurrido ahora en el ejercicio de supuestos derechos gremiales o sectoriales, o de explotación de servicios cuya regimentación cae claramente en el dominio público, es el “paro sorpresa”. Sin previo aviso, los transportistas de pasajeros deciden en cualquier momento, en cualquier zona de las ciudades, impedir el libre tránsito por actos que perfectamente podrían caber dentro de las que se pueden considerar como “reuniones tumultuarias” con el objeto de impedir a los ciudadanos el ejercicio de sus derechos, como el libre tránsito, o el deber u obligación de llegar a sus puestos de trabajo dentro de las convenciones establecidas por las empresas en que laboran.

Estos señores obran como alteradores del orden y la paz pública sin que siquiera haya sanción, porque a lo sumo, y por la anacrónica legislación dominicana, podrían ser sancionados con una simple condena por una contravención de tránsito, sin que se observe el elemento agravante que tiende a afectar el desempeño de las actividades de las personas, a interrumpir los servicios y paralizar la producción.

¿Pueden los amos de las calles actuar de esa manera sin que haya sanción penal?

De ninguna manera. Estas nuevas formas de rebelión, que no están tipificadas como penales porque no se ejecutan con armas, constituyen un recurso que debe ser erradicado por la autoridad mediante la modificación de las leyes.
Tienen que ser sometidos a la justicia. Pero urge que el Código Penal sea modificado para que reciban el castigo condigno, y también debe contemplarse que los autores intelectuales por igual reciban justo castigo por sus crueles agresiones contra la ciudadanía.

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