Debilidades de liderazgo en la oposición

El liderazgo se gana, no se concede ni se arrebata; es algo que se cultiva. Hay quienes entienden que con dinero se puede lograr; lo que se puede es comprar una posición electiva o un cargo de dirigente, pero no un liderazgo. Comparando…

El liderazgo se gana, no se concede ni se arrebata; es algo que se cultiva. Hay quienes entienden que con dinero se puede lograr; lo que se puede es comprar una posición electiva o un cargo de dirigente, pero no un liderazgo.

Comparando el liderazgo ganado por la oposición y lo que se ha ganado el PLD, medido con los procesos electorales, los resultados en seis comiciales consecutivos son ganados con más del 50% de la votación.

Ni el pueblo ni la comunidad internacional hacen caso a quienes invocan fraude; se ven, por demás, necios. Es verdad que desdijo modificar la Constitución para reelegir al Presidente; el partido no tenía porqué hacerlo, pues ha tenido excelente posicionamiento y cuenta con otras figuras probadas, empezando por Leonel Fernández; el poder no se arriesgaba.

Es evidente, que ganarle al PLD es cada vez más difícil, mientras haya gobernabilidad, crecimiento sostenido y voluntad de resolver los problemas.

Dicen que los partidos se desgastan en el poder, siempre he tenido una opinión diferente. Los problemas no resueltos, la ingobernabilidad y las crisis económicas sacan del poder a cualquier partido, de derecha, centro izquierda o de izquierda.

Vale agregar que en la diversidad de liderazgos y candidaturas con figuras, se tienen ventajas frente a una oposición sin liderazgos y debilidades.

Parecía muy arriesgado tener dos líderes sobresalientes, como Leonel y Danilo. Se jugó con que uno excluía al otro; en esa falsa apreciación también incurrieron compañeros; ahora se ve que eso ha sido afortunado.

Se ignoró que el liderazgo único entumece y cierra posibilidades de tener propuestas probadas. Se quiso cerrar puertas hablando de relevo, cuando en eso la sociedad es prudente e improvisar no es de su total agrado.

Dos líderes principales son provechosos si hacen buen balance, especialmente para un partido gobernante; son dos gallos para atender dos gallineros, el Gobierno y el partido. Solo había que conjugar sus actuaciones y tener la capacidad emocional de conjugar posiciones buscando las mejores propuestas para el país.

La oposición carece de liderazgos probados. Hemos visto que se agrupan en una mesa para entrar a un diálogo que parecían desear, luego salen del diálogo sin motivos reales y de nuevo regresan, como quien se da cuenta que fue errático salir.

Es sabido que así como las personas necesitan tiempo para cultivar un liderazgo, de igual modo ocurre con los partidos. En su origen el PLD no hacía alianzas para lograr un perfil propio; a veces los aliados crean imágenes que afectan. Eso es como aquel adagio: dime con quién andas y te diré quién eres.

Desde la oposición debe alguna organización emergente cultivar un liderazgo propio. A un partido de gobierno siempre le hace bien cuando se critican sus deficiencias en el poder.

No resulta igual que sean sus propios dirigentes que lo hagan, parece como si quisieran afectar a sus compañeros y hasta se puede crear la idea de que es una competencia con el incumbente de la institución de que se trate.

Sin embargo, es obvio que la debilidad mayor que tiene la oposición es negarse a entender que en los últimos 20 años la sociedad ha cambiado y sigue realizando labor política como si estuviéramos en la era análoga y no en la digital. l

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