Por dar cumplimiento a lo que manda la ley, así como por presión y clamor de los actores del sistema de salud, el Consejo Nacional de la Seguridad Social (CNSS) resolutó el incremento de la cápita en un 6%.Esta medida,que no deja de ser un parche transitorio, no exonera de las amenazas inminentes en la sostenibilidad financiera del régimen contributivo del Seguro Familiar de Salud (SFS).
La pregunta que trata de buscar una respuesta es ¿qué pasará en breve tiempo cuando los costos incontenibles no puedan ser amortizados lo suficiente poniendo en riesgo de nuevo al plan básico?
Hasta el momento, los grandes sacrificados han sido los prestadores y los pacientes asumiendo el desdichado papel de víctimas de una cápita decapitada.
El sistema no alcanza para tanto y menos aun ante la presencia de una intermediación que corta para sí la mejor parte del pastel, regateando y reteniendo sin necesidad de tener que coger un bisturí en la mano ni calmar el dolor e inclemencia de la propia enfermedad.
La seguridad social, más que una conquista puesta en entredicho, es una prueba de fuego y está sirviendo para poner en evidencia hasta dónde somos capaces de implementar verdaderas políticas sociales en beneficio de todos y poniendo primero la racionalidad y el equilibrio para alcanzar los objetivos y el bienestar de las mayorías.
Ya se hace tarde para que hagamos un corte y reflexionemos hacia dónde vamos, porque de donde venimos no ha sido el mejor de los senderos.
